Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

La Usac fue ensayo de fraudes. La yunta Mazariegos-Suárez había programado fraude vía el CSU; pero, al ser derrotada la maniobra, procedieron a la truculenta e ilegal integración del cuerpo electoral y a colocar en la rectoría al falso rector. En las elecciones nacionales se programó fraude, vía el TSE, para que actuando en forma arbitraria decidiera, por instrucciones del CACIF, vía Giammattei, quiénes participarían en la contienda electoral. Ese fraude les ha permitido quitarse los obstáculos principales –Thelma Cabrera, Roberto Arzú y Carlos Pineda, para la presidencia, y Juan Francisco Solórzano Foppa para la alcaldía capitalina- para dejar a su trinka presidenciable preferida -Zury, Sandra y Edmond- y al heredero de Arzú en la capital. Este fraude, sin embargo, no les garantiza obtener su meta inicial: binomio legitimizado por las elecciones; más de dos terceras partes del Congreso, y más de cien corporaciones municipales. Pasan ahora al fraude monumental: cambiar los votos, física y electrónicamente, para consolidar la “dictadura de la corrupción legalizada”.

No sería la primera vez en Guatemala. En 1995, el gobierno recurrió al ejército para el apagón de energía en el país, que le permitió revertir la tendencia de los votos. En 2015 y 2019 ganó Sandra Torres, y ni Jimmy ni Giammattei quedaron de segundos en la primera vuelta (y el Congreso se llenó de maleantes); pero hubo la capacidad electrónica para modificar los resultados a favor de los planes del CACIF. Así, hemos padecido los dos peores gobiernos del siglo XXI. Para esta oportunidad, pese a los secretos del TSE en sus manipulaciones, puestas en evidencia por la sociedad civil, el TSE ha integrado las mesas electorales a su sabor y antojo. No todos los integrantes son personas corruptas; pero hay suficiente número de manzanas podridas para desconfiar de los resultados mesa por mesa. Pero la verdadera determinación de los votos se hará electrónicamente. Con anticipación al proceso electoral, el TSE firmó un contrato con el ejército para el manejo de los datos y se han hecho denuncias sobre el acopio centralizado en sistemas de informática controlados por “gente de confianza”. Dudas sobre la limpieza de los resultados no se han presentado solamente en Guatemala; pero la práctica en nuestro país ha sido sistemática y ha quedado impune y en secreto. Lo denunciamos, aunque no tenemos acceso al proceso y los equipos para demostrarlo; pero la Historia nos dará la razón.

Lo que las mafias corruptas no entienden es que miles de personas no se quedarán de brazos cruzados ante el fraude monumental. Las fuerzas políticas que han sido agredidas por el nefasto sistema suman más de dos millones de votantes y más son las personas indignadas. Es absurdo suponer que darán la otra mejilla. Ya no se trata solamente de cortar carreteras, que tanto molesta a las cámaras empresariales; los cortes y otras acciones pueden ser de dimensiones insospechadas. Ahora, la CC todavía podría bajar la presión en aumento dejando sin efecto las barbaridades del TSE y la CSJ; pero la prepotencia y la arrogancia amenazan con prender la chispa de la gran explosión.

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