Hace pocos años y con la elección del gobierno de FCN-Nación, se establece un marcado retroceso en los logros en el combate a la corrupción, de esta práctica inmoral, el presupuesto del Estado va a parar a los bolsillos de una élite política y económica, qué vive y se ha enriquecido de estos malos manejos del erario nacional, lo cual ha significado una baja en la calidad y cantidad de la inversión en obra pública, en pro del desarrollo y en solucionar la problemática nacional en salud y servicios, que nos afecta a todos, pero más a los menos favorecidos, estos sometidos a un proceso permanente y sistemático de empobrecimiento y olvido.
Y es que la corrupción como mecanismo para agenciarse de recursos económicos a costilla de los fondos públicos, es terrible, pero más grave que esto es la indiferencia y la apatía de la población, que provoca al permitirla, inconformidad y polarización en los guatemaltecos.
Y qué decir de la élite del dinero sucio, que hoy por hoy es mucho, porque el sistema permitió el blanqueo de estos capitales, que vinieron de las obras, servicios e insumos sobrevalorados, que el Estado contrata y definitivamente también del narcotráfico.
Con el establecimiento de la CICIG en nuestro país se había madurado un mecanismo legal y efectivo para contrarrestar la corrupción y sus tentáculos dispersos en toda la administración pública, no importando la jerarquía de las instituciones, muchos guatemaltecos celebramos cómo estas estructuras iban cayendo una a una.
Sin embargo todo ello se perdió, con el gobierno de Jimmy Morales y se terminó de perder con este gobierno, ahora después de estas elecciones, en donde ganó el voto nulo y dos aspirantes, de los cuales Arévalo es una luz al final del túnel, en este momento ya varios candidatos han reconocido el resultado de la elección, dándole legitimidad. Si no se respeta el voto, estaremos peor que antes.
Con la desaparición y amedrentamiento de los periodistas, se fortaleció a miles de cibernautas que hoy denuncian la corrupción, por otro lado las campañas negras de desprestigio que promueven los políticos perdedores y los líderes religiosos, en un supuesto moralismo que no tienen, siendo estas campañas un bumerang, que solo fortalece al supuesto más débil candidato del momento y hará que este llegue a gobernar con un gran apoyo popular, al igual que su padre y dependerá de su grupo de apoyo el éxito de su gobierno.
De manera impostergable el nuevo gobierno, deberá realizar todos los esfuerzos posibles por introducir cambios positivos en instituciones y en los mecanismos que actualmente existen para adjudicar obras y realizar las compras del gobierno, sin estos cambios será imposible gobernar a favor del desarrollo, dentro de un marco de transparencia con una administración limpia y honesta.
Hoy el caballo de Troya de los perdedores es el Congreso de la República, con mayoría de políticos que el pueblo ya no quiere y si este no colabora en estos cambios, aumentará la conflictividad y la polarización, contando el nuevo gobierno para controlar el Congreso, con el apoyo popular y nosotros los ciudadanos tendremos la obligación de apoyar al gobierno electo.
Todo lo sucedido en esta elección tiene una gran ventaja, en comparación con otros países de la región, el cambio sucedió sin violencia, pero ahora ya sabemos lo que nos tiene preparada la corrupción y es denunciar un fraude que no existe.
