Jóvenes por la Transparencia

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Por: Gabriel David
gabodavidwork@gmail.com

Poco a poco, la situación en Guatemala se torna más hostil y difusa. Los acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días han sido sumamente confusos para la población. Estamos en tiempos en los que no hay certeza de lo que ocurrirá en el país. El péndulo se mueve de lado a lado entre la democracia y el autoritarismo. Las acciones que el gobierno de turno ha tomado encausan en las de un gobierno autoritario dispuesto a hacer lo que tenga que hacer para mantener el blindaje del statu quo. Es evidente que las instituciones ya no responden a las demandas de la ciudadanía, sino a la de sus caudillos que han perdido el amor hacia su gente, hacia su país. El ejemplo más claro es del Ministerio Público, al mando de una fiscal general que no responde a las demandas de los ciudadanos, sino a la de sus jefes en una estructura jerarquizada de poder que está detrás del socavamiento a la democracia del país. 

Guatemala está orientándose aún más a esa nueva ola de autoritarismo que ha arrastrado a una buena cantidad de países en América Latina. Sin embargo, a pesar de tan negativo panorama, los guatemaltecos son personas aguerridas que no cesan en su lucha por defender la democracia y se mantienen activamente ejerciendo resistencia ante los ataques emitidos por un régimen que dice ser democrático, pero que con sus acciones demuestra estar más del lado autoritario. 

Como ciudadanos comprometidos que amamos nuestro país ¿qué debemos hacer para evitar que el péndulo se siga acercando más al autoritarismo? En este punto, algunos de los lectores más críticos pensaran que ya no se puede hacer nada, que cualquier esfuerzo por evitar lo que está hecho, lo que está dado, lo que se piensa que seguirá siendo así por muchos años más, es en vano. Pero no, los cambios vienen acompañados de tiempos difíciles. Ahora, lo que se necesita para resolver esta situación es que todos nos unamos por una sola causa, replicando aquel sentimiento de unidad demostrada en el 2015, al ejercer la presión suficiente para la renuncia de Otto Pérez Molina de su cargo como presidente. Pero, si bien es cierto, la vía legal podría ser una opción, claro está que estamos ante una Corte de Constitucionalidad que ha jugado un papel lamentable, así como una Corte Suprema de Justicia que no conoce la alternancia del poder. Pasaron dos períodos sin que se elijan nuevos magistrados, desde ahí, queda claro que la vía legal es la menos viable para darle fin a esta crisis sociopolítica. 

Ante la falta de efectividad y de respuesta para solucionar este problema por vía institucional, solamente queda responder con unión a una causa concreta: defender la democracia. De no ser así, estamos llamados a seguir en la penumbra, que el péndulo se mantenga del lado del autoritarismo, y que esta se vuelva la nueva realidad guatemalteca. Es por eso que, debemos actuar sí o sí, porque está en juego el futuro de todos y cada uno de los guatemaltecos. Es momento de dejar de lado la apatía, y empezar a construir democráticamente nuestro futuro, pero, todo eso, se hace involucrándose, y así se va creando la cultura política. 

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