Jóvenes por la Transparencia

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Por: Karen Rivero 
Estudiante San Carlista 

Esperemos que las nuevas autoridades, que guiarán nuestro país los próximos cuatros años, no continúen sin prestarle la debida atención a una problemática que sigue latente en nuestras comunidades del interior, como lo es en Quiché los embarazos en adolescentes.

Según el Observatorio en Salud Reproductiva de Guatemala, en el año 2022 se registraron, en el departamento de Quiché, 6351 embarazos en adolescentes, entre las edades de 10 a 18 años. Es el tercer departamento del país con estas cifras, por detrás de Alta Verapaz y el departamento de Guatemala. Asimismo, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) reportó en, el año 2022, 36.6% de muertes maternas.

A lo largo de los años, el MSPAS se ha encargado de la creación de mesas técnicas de trabajo con otras instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil, enfocadas en prevenir los embarazos en población adolescente.

Sin embargo, pese a múltiples estrategias que se han puesto en práctica para reducir el número de embarazos en la población que comprende estas edades, el problema sigue estando latente en las comunidades del departamento de Quiché.

Un día llega a consulta una madre con su hija, la señora me comenta: “Mi hija no queda embarazada y, debido a esto, su esposo la dejó”. Al preguntarle datos sobre su hija, la mujer me muestra la fe de edad en la que se evidencia que es una niña de 16 años. Enseguida le pregunto: “¿Por qué usted quiere que su hija quede embarazada?, ¡Es solo una niña!” A lo que ella me responde: ¨Somos demasiados en casa, ella consiguió un esposo de su edad y se fue. Pero, al no quedar embarazada, regresó. Son muchas bocas que alimentar”.

Esta y otras situaciones que me tocó presenciar no hacen más que evidenciar la necesidad urgente de brindar una adecuada información sobre la salud sexual y reproductiva a nuestras comunidades en el interior del país. El embarazo a temprana edad interfiere en el desarrollo adecuado de nuestros adolescentes, lo cual, les impide tener un crecimiento adecuado como futuros ciudadanos. 

Este escenario no hace más que evidenciar que no se obtienen los resultados esperados de parte de nuestras autoridades de salud para lograr proteger y reducir los embarazos en nuestras adolescentes. Y, además, que las múltiples estrategias que se deberían realizar para la prevención, solo quedan en propuestas y no en acciones. 

Las adolescentes tienen menos posibilidades para acceder a los mínimos cuidados prenatales, de parto y postparto. En el interior del país se presentan más complicaciones durante el embarazo y el parto, que incluso llegan a provocar la muerte; situación que con una adecuada educación reproductiva se podría evitar.

La educación reproductiva y sexual desde temprana edad no es una prioridad por parte de nuestras autoridades, si bien, debería serlo para evitar los altos porcentajes de muertes que se reportan cada año en nuestras niñas y adolescentes. El MSPAS no destina los recursos necesarios a nivel de personal, material didáctico e insumos médicos para que los y las adolescentes se informen en los centros educativos sobre una adecuada salud sexual y reproductiva. El MSPAS debería para realizar una correcta prevención de salud en nuestros adolescentes, asegurar la prestación de los servicios de salud en todas las comunidades, y garantizar procesos de formación y capacitación para el profesorado de los distintos centros de educación y para el personal de la salud.

También debería adentrarse en las distintas comunidades para conocerlas y educarlas dependiendo de su cultura, y problemáticas presentes en su entorno. Es necesario que diseñe estrategias dirigidas a sus necesidades, no como las actuales que son solamente folletos y manuales que ni siquiera están traducidos en idioma Maya K´iche´. 

Por todas las razones anteriormente expuestas, yo, como médica, manifiesto mi total preocupación por lo que me tocó ver y vivir en esas comunidades olvidadas por nuestras autoridades y exhorto a las nuevas autoridades a brindarle un poco más de importancia y preocupación a nuestras olvidadas adolescentes de Quiché. 

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