Por Gabriel Molina
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Estudiante de Maestría en Comunicación en la Universidad Internacional Iberoamericana (Unini) de México.

El 25 de junio, fue el día de las Elecciones Generales en Guatemala en las que cerca de 5.5 millones de guatemaltecos empadronados se les entregó cinco papeletas para elegir a los representantes del Organismo Legislativo, autoridades ediles, diputados al Parlamento Centroamericano y el binomio presidencial. Donde se establecieron las primeras cuatro, mientras que el 20 de agosto se definirá a quiénes dirigirán el Ejecutivo del 2024 al 2028. Sin embargo, los cambios que espera la población no vendrán de los candidatos.

De acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral (TSE), cerca del 60% del padrón electoral participó el día de las votaciones; recordando que muchos guatemaltecos quedaron fuera del empadronamiento. Sin embargo, el gran ganador del proceso electoral fue el voto nulo en la papeleta presidencial.

A pesar de que nos encontramos en una era en la que las redes sociales se han vuelto un vehículo para informarse, también son a su vez herramientas adictivas de ocio y desinformación. En la presente contienda electoral participaron más de 20 partidos políticos y ello hizo imposible que los guatemaltecos se enteraran de todas las candidaturas y propuestas.

Guatemala es un país donde el recurso de boca en boca, la opinión de figuras influyentes y los medios de propaganda más antiguos como volantes y mantas siguen siendo lo más efectivos. Como resultado, las organizaciones políticas que no crearon comunidades y vínculos fuertes, o bien, apostaron únicamente por los medios masivos como radio, televisión y prensa, serán eliminados.

Con los resultados oficializados de la primera vuelta y hasta que se celebre el segundo balotaje, cabe reflexionar que la ciudadanía no debe limitarse a hablar de política únicamente en función electoral. Guatemala requiere partidos políticos que trabajen como instituciones que tengan posturas, eduquen a sus miembros y fomenten el pensamiento crítico.

Se menciona el espectro de ideologías reducido a derecha e izquierda. El país requiere una derecha reformada que proponga y se aleje de personajes vinculados a casos de corrupción y narcotráfico. Por su parte, las izquierdas deben hacer el cambio generacional, apostar por propuestas sólidas y no revanchistas, construir más que señalar y dejar narrativas que no aportan más que para hacer campañas de memes e infografías.

De acuerdo a la Constitución, Guatemala es un país democrático y republicano donde el poder debe sustentarse en la voluntad del pueblo. Por esta razón, insto al estimado lector a no caer en idolatría de candidatos porque tales personas buscan ser servidores públicos. Por más que se simpatice por algún candidato o partido político, se debe exigir transparencia y acciones claras, más allá del discurso de campaña.

Los cambios en la sociedad guatemalteca deben provenir de la misma ciudadanía. Me refiero a participar e involucrarse. Fiscalizar y manifestarse. Compartir y debatir. Los guatemaltecos debemos exigir políticos conscientes de la realidad de la mayoría y las minorías, así como políticas públicas viables.

Que uno de los partidos políticos posea ideología socialdemócrata, no quiere decir que los ciudadanos se deben acomodar. Los cambios no los traen las candidaturas, se realizan con cada acción y decisión. Infórmate, participa y contagia a otros de ese mismo espíritu.

 

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