Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Las ganas de ir contra quienes ejercen su derecho de libertad de expresión y el oficio periodístico son muchas y las amenazas que se viven son reales.
Los actores antidemocráticos han entendido que en Cuba, Venezuela y Nicaragua han vuelto un delito el derecho a expresarse y en Guatemala quieren replicar el modelo.
Siempre hemos dicho que quienes nos dedicamos a este oficio tenemos que operar bajo otros estándares, más altos, porque solo de esa manera cimentamos la credibilidad y podemos empoderar al ciudadano con información objetiva para que tome mejores decisiones.
Ahora que escribo estas líneas se viven horas críticas para el futuro democrático del país. Los diputados operan de forma ilegal (el antejuicio no fue diligenciado de manera correcta) para quitar el antejuicio a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y todo porque como bien dijo Karen Fischer, la prisa se resume en que el 14 de enero se acerca y no quieren que Bernardo Arévalo tome posesión, tal y como dijo el Presidente de la Comisión Pesquisidora.
“Sacaremos esta mierda”, dijo Boris España hablando del tema de antejuicios. Con esa irreverencia tratan la democracia, al país y a su gente.
Horas antes de eso, el Cardenal Alvaro Ramazzini dijo en su programa de radio que tiene conocimiento que el Ministerio Público (MP) presentó una denuncia en su contra y busca capturarlo. Que el Gobierno mandó carta al Vaticano en su contra. ¿Van a justificar, tipo Nicaragua, una orden de captura en contra de la cabeza de la Iglesia Católica en Guatemala?
En unas horas, luego del tema del antejuicio a los magistrados del TSE, iban a entrar a votar por el presupuesto en medio de señalamientos que han sido millonarios los ofrecimientos por cada voto, pero lo entraron a votar antes por el presupuesto 2024 porque no tenían los 107 votos.
Diversas fuentes del legislativo comentaron ayer a este medio las formas en las que trataron de pactar todo. Q1 millón para 40 ONG’s en busca de 40 votos más de los diputados.
Q40 millones para asegurar que nuestra democracia se vea golpeada de una manera que nos afectará por décadas, nos golpeará en millones, afectará las inversiones y nos pondrá en la liga de las dictaduras tipo Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Imagine usted, si están listos para robar Q40 millones solo para “asegurar”, haga cuentas de cuánto es lo que está en juego en la fiesta de la corrupción.
Son miles de millones de los que verán el chorro cerrado y por eso se vuelven locos. Han sido maletas de dinero tipo las de la Antigua las que han recogido varios operadores del sistema y saben que si se consagra el resultado, muchos de esos actos quedarán expuestos.
Y entendiendo lo que está en juego es que necesitan que los flujos de información se corten, que las publicaciones cesen porque sus formas, medios e intenciones han quedado y quedarán expuestas.
En un mensaje a quienes hacen posible este esfuerzo, les pedí que “usemos el miedo que nos quieren imponer como gasolina para seguir construyendo, el ruido de los radicales como música para seguir moviéndonos hacia los objetivos correctos y el negativismo y la confrontación como herramienta para construir puentes.
Tenemos una labor que hace frente al poder público y quienes hacen fiesta con el dinero de todos y no debemos claudicar para empoderar a la gente con información y con ello se puedan tomar mejores decisiones en beneficio del país, la gente, los que quieren oportunidades, nosotros y nuestras familias”.
Nadie dijo que construir una mejor Guatemala alejada de los vicios de siempre era fácil, pero tenemos la obligación de seguir si no queremos desistir de tener un mejor país para heredarle a nuestros hijos.