Editorial, Congreso de la República de Guatemala
Hoy Guatemala vive un momento muy especial de su historia porque está en juego, nada más y nada menos, la misma democracia. Imagen: Roberto Altán / La Hora.

En Guatemala se celebra hoy el Día del Periodista, fecha propicia para renovar y reafirmar el compromiso que debe inspirar a nuestra profesión que simplemente consiste en trasladar información veraz y objetiva a la población para que, en el marco de una democracia, pueda tomar sus decisiones con base en realidades y hechos. No es un oficio sencillo en ningún lugar del mundo porque eso implica relatar la realidad, cosa que no es del agrado de quienes se empeñan en hacer mal las cosas y de quienes abusan del poder para su propio beneficio.

La prensa, cuando cumple con su función esencial, se convierte en un actor incómodo y por ello es que en todas las dictaduras lo primero que se busca es acallar a los medios de comunicación y acabar con la libertad de expresión. Se busca impedir que alguien, periodista o ciudadano, hable más de la cuenta y exponga la realidad tal cual es. Países como Cuba, Nicaragua, Venezuela y ahora el nuestro, muestran ese comportamiento virulento contra cualquier ciudadano que manifieste alguna oposición. Situación que se ha vivido en otras dictaduras como las que en las décadas de los 30 y 40 en Guatemala, Honduras y El Salvador, acallaron a los medios y castigaron a los periodistas.

Hoy Guatemala vive un momento muy especial de su historia porque está en juego, nada más y nada menos, la misma democracia y quienes quieren consolidar una dictadura de la corrupción hacen y harán cualquier cosa para lograrlo. Nada les complica más la vida que ese flujo de información que desnuda no solo sus intenciones sino sus tenebrosas actuaciones para dar un golpe definitivo a la voluntad popular libre y legítimamente expresada en las urnas por una población que, viendo cómo su país se hunde y cae por pedazos por culpa de la corrupción, decidió votar por alguien ajeno a esas mafias.

Y es que la corrupción lleva años enseñoreándose en el país, pero la codicia no tiene límites y por ello cada gobierno ha sido peor que el anterior, como si se tratara de un concurso para ver quién pasa a la historia como el gobernante más ladrón. Tanto así que lo hemos visto gráficamente con la destrucción de las carreteras y el efecto pernicioso del mal uso que se hace del dinero. Y sucedió que, gracias a la información que la prensa publica, la sociedad entendió cómo operan los grupos criminales que saquean el erario.

Este Día del Periodista llega en medio de una crisis tan peligrosa como tenebrosa y por ello hoy, más que nunca, reafirmar los principios y el compromiso se vuelve imperativo.

 

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorMás comprometido que nunca en un momento definitivo en la historia
Artículo siguienteBoris España: ahorita voy a leer y terminamos esta mierda