Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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@ppmp82

El día miércoles los 48 Cantones y representantes de la comunidad indígena expresaron su rechazo a modificaciones tributarias anunciadas por la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) aduciendo que las mismas afectan al comercio informal y pequeños comerciantes, por lo cual presentaron un memorial en el organismo Ejecutivo y de no recibir respuesta positiva anunciaron bloqueos para los próximos días.

Entre las exigencias buscan que se derogue el acuerdo gubernativo 245-2022 que reforma el artículo 30 del Reglamento de la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA) el cual establece un monto límite de facturación para el “Consumidor Final”.

“Tomando en cuenta que vivimos en una situación de crisis no podemos permitir que se siga explotando a los sectores más vulnerables de la economía guatemalteca, imponiendo regulaciones que violentan los derechos indígenas, obligándonos a la contribución tributaria”, expusieron.

Y quiero ahondar sobre esa parte de “obligándonos a la contribución tributaria”. A nadie en su sano juicio, por mucho o poco que se tenga, le fascina pagar impuestos y más en países en los que los recaudos no se invierten en el desarrollo integral de las personas.

Cuando faltan mejoras en educación, salud, infraestructura, seguridad, entre otros, pagar impuestos se vuelve un tema tan “doloroso” porque sabemos que al no haber calidad de gasto y probidad, el dinero sirve para llenar los bolsillos de los políticos de turno y de sus aliados particulares del momento.

Pero quedarse fuera del sistema no resuelve el problema porque si yo no soy parte de algo, al fin y al cabo me termino desentendiendo porque no me cuesta igual que al resto.

Claro está que como sociedad hemos dejado que mucha gente se quede atrás y ahora nos toca cerrar brechas, pero para ello necesitamos que la gente sea parte del sistema y juntos procedamos a corregir lo necesario.

Siempre he creído que el pago de algunos impuestos debe ser progresivo en función de las capacidades de pago, pero eso implica que todos debemos contribuir con la cuota que nos corresponda, pero no es justo ni correcto que la carga se la lleven solo algunos.

Entiendo las frustraciones, las penas que en ocasiones se pasan por llegar a fin de mes, para cubrir necesidades básicas, pero insisto, la solución no es quedarse fuera del sistema y resistir las acciones para que todos asumamos parte de nuestras obligaciones como ciudadanos.

Tributar duele, pero eso nos debe obligar a ser mejores ciudadanos en el ejercicio de nuestros derechos y obligaciones y si todos los que pagamos impuestos nos uniéramos para trabajar de la mano en las soluciones que el país necesita, nuestra fuerza como sociedad fuera otra porque también entenderíamos que los políticos son mandatarios de la voluntad popular.

Es válido plantear alternativas que aseguren la progresividad del cobro, pero los esfuerzos no pueden ir orientados a quedarse fuera del sistema porque además eso abre la puerta a que un Gobierno se “justifique” en que no puede atender a su gente porque no tiene plenas visibilidades.

Las escuelas y el modelo educativo deben mejorar, los centros primarios de salud y los hospitales deben mejorar, la infraestructura del país debe dejar de ser EL FOCO DE LA CORRUPCIÓN, la seguridad y la condición de nuestros policías debe mejorar, el sistema alrededor de los medicamentos debe variar y un largo etcétera, pero para lograrlo debemos contribuir todos de acuerdo a las capacidades.

¿Qué gano de tributar?, expresan muchos y es un punto válido, pero insisto, la solución no es la informalidad. Construir un país es cosa de todos y parte de ello es ejercer nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones.

Y esta última parte, es la que más derecho da para ejercer los espacios que deben derivar en que seamos capaces de articular para lograr una agenda de país que los ciudadanos podamos imponer a los políticos de turno.

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