Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Hoy a las 12, millones de guatemaltecos se regocijarán en un abrazo y cada quien vivirá en su fe este momento teniendo en mente todas las cosas que este año nos ha dejado y pensando mucho en lo que viene.

En mi caso particular, sin duda alguna muchas cosas que agradecer porque hasta en los peores momentos se ha sentido que Dios nunca suelta la mano y el hecho de contar con familias (la propia, la directa y la elegida)  que le llenan a uno la vida es motivo para vivir eternamente agradecido.

Hoy habrá gente que siente que no tiene mucho por qué dar las gracias o que la vida no le ha sonreído en sus diferentes facetas y ojalá vivir la fe les permita recobrar fuerzas para los días y meses futuros porque experimentándola hay montañas que se logran escalar por mucho que uno siente que es imposible. El sol sale por gris que esté el cielo, como parte de un proceso que se debe vivir junto con las personas más cercanas que es necesario estén ahí para acompañar.

La violencia ha enlutado a tantas familias de todos los estratos sociales que sin duda alguna hay muchas personas con el corazón golpeado por un flagelo al que no atinamos a atender de manera estructural. Es más fácil centrarse en los negocios mal habidos que en resolver las cosas que a los guatemaltecos les generan tanto dolor.

Buena parte de la población vivirá hoy la Navidad pero eso no eliminará sus precariedades y falta de oportunidades y por eso pregunto si esta sí será la Nochebuena que nos permita marcar un rumbo diferente como país.

Para un nuevo camino, los guatemaltecos con más capacidad de incidir (ladinos e indígenas) deben tener la capacidad de encontrar al menos un mínimo que permite trabajar por un objetivo común y recobrar la confianza que hemos perdido por méritos propios y por factores externos explotados por aquellos que nos quieren divididos para siempre.

La plenitud de nuestras vidas personales se debe coronar viviendo en un país con menos brechas, con más oportunidades y con respuestas para todos aquellos que se esfuerzan por labrar su camino honrado.

Quien quiere estudiar debe tener respuesta, quien quiere trabajar y esforzarse debe tener dónde y quien quiere vivir en la legalidad debe tener el camino más sencillo que aquel que opta por lo contrario y para lograr esa Guatemala necesitamos de los hijos más comprometidos de este país.

Transformar Guatemala no será fácil, pero tampoco es imposible. No puede depender solo de los políticos o de incursionar en la política. Nos jugamos el futuro de nuestros hijos y eso no puede solo depender de los políticos porque las sociedades con más éxito son aquellas en las que sus ciudadanos más comprometidos no limitan su papel a ir cada cuatro años a las urnas.

No soy ajeno a los miedos de muchos, a las preocupaciones de otros y a los frenos que generan aquellos que usan de mala manera el poder, pero les aseguro que si más guatemaltecos se suman a la cruzada, si más chapines creen en sus habilidades de incidir y cambiar pensar en un país mejor es posible.

Ojalá hoy a las 12 pidamos sabiduría para ser mejores en todo sentido y que esto marque el rumbo definitivo para forjar la Guatemala del futuro que nos haga sentir orgullosos y la que pueda responder a todo aquel que quiere, se esfuerza y se entrega por ser mejor.

Feliz Navidad a usted y a su familia.

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