Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
En los últimos meses, como parte de mi formación de criterio informado, he platicado con diversos actores del país y me ha sorprendido esa manera tan informada en la que todos, sin excepción alguna, están claros de los vicios del sistema que terminan complicando todo.
Hay mucho terreno en común entre empresarios e indígenas que, alejados de los radicalismos y de los miedos que nos han querido infundir para mantenernos divididos, han entendido que la manera en la que las cosas funcionan en la actualidad benefician a unos pocos en detrimento de muchos.
Incluso, personas que han sido sindicadas en casos de corrupción y han sido testigos en casos de manoseo de la justicia, se dan cuenta que no hay net de seguridad y que esto se terminó de salir de las manos porque está peor que antes.
Pero nos sigue pasando lo de siempre y es que no estamos teniendo la capacidad de “entubar” toda esa conciencia que se ha generado de cómo funcionan las cosas, para traducirla en articulación y propuestas que nos puedan ayudar a cambiar la realidad.
De los políticos en las elecciones 2023 no podemos esperar mucho porque ellos van por el sistema a sus anchas y desean ser quienes controlan el negocio, no quienes lo terminan. De las autoridades actuales podemos esperar menos pues están más centrados en los planes futuros para proteger a Miguel Martínez en caso al Presidente la salud le pueda complicar la vida.
Por tanto, debe ser la articulación de la sociedad la que imponga una agenda de país. Nunca antes había escuchado tanta gente, que piensa distinto, coincidir en tanto y especialmente sobre la mala manera en la que está funcionando el sistema.
Alejandro Giammattei sigue infundiendo mucho miedo, aún y cuando se sabe que muchas de sus alianzas están lesionadas y él ha necesitado invertir mucho tiempo en sus temas de salud. Hay una especie de tensa calma porque se sabe que el oficialismo calienta motores para meter turbo en enero en unas elecciones que quieren controlar por el deseo de negocios y la necesidad de inmunidad que tienen.
A nosotros, los ciudadanos, más allá de Giammattei, su salud y las elecciones que pueden llegar a ser las más manoseadas de la historia, nos debe unir el deseo de atender los problemas estructurales del país con acuerdos y propuestas que podamos viabilizar.
Salvo los extremos radicales de ambos lados (unos a los que usan algunos y solo saben pegar de gritos en tribunales y otros que más se preocupan por los franceses de origen africano en la selección), son muchísimos los guatemaltecos que ya entendieron y desean algo mejor.
Por ellos, por nosotros y en especial por quienes la han pasado muy mal a causa de un sistema que ha funcionado de manera perversa, es que tenemos que tener la habilidad de ponernos de acuerdo y que ello provoque propuestas que deriven en una agenda que nosotros los ciudadanos impongamos a los políticos por primera vez en la historia reciente.