Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

La semana pasada, DW publicó una información en base a estadísticas del Banco Mundial y luego la entidad bancaria multilateral hizo ciertas aclaraciones que llevó al medio a pronunciarse.

Quienes defienden el sistema se lanzaron con lo que podían a decir maravillas y muchos otros se centraron en exacerbar lo que decía la gráfica que luego fue eliminada, pero en ninguno de los dos casos se abordó de la realidad de una manera que permita construir y menos aún, se aportaron elementos que nos ayude a tener mejores opciones a futuro.

Guatemala en sus números macroeconómicos muestra solidez y eso siempre es importante. Lo que es fundamental es cómo logramos mejoras en lo micro porque seguimos teniendo mucha dependencia en las remesas y eso no es una buena señal, toda vez que quienes migran no encuentran aquí las oportunidades para dar saltos cualitativos.

Necesitamos ajustes urgentes y grandes saltos tecnológicos que no hemos dado en salud y educación. Por ejemplo, hoy nuestros centros primarios de salud no están interconectados y la data que ahí se recaba de los pacientes queda en obsoletos archivos (si es que algo de ellos se anota) lo que no nos permite tomar buenas decisiones como país.

No sabemos, a raíz de eso, dónde necesitamos centrar más esfuerzos para que las madres embarazadas no se queden atrás, para que los niños tengan una ventana de los mil días que les dé chance a un futuro mejor y que los niños no sufran por curvas de crecimiento que luego les compliquen la vida.

Esto es solo un ejemplo y lo mismo pasa en educación. Hoy no sabemos qué maestro llega a dar clase, cómo rinden los estudiantes, qué están aprendiendo, etc., porque la tecnología no ha sido una herramienta en la que el Estado ha invertido para tomar mejores decisiones.

Siente que hacer eso es “enterrar los votos” y que como los resultados se pueden ver en una década, “no vale la pena”.

Las compras, las inversiones y las adquisiciones del Estado deben dejar de ser el “modelo de negocio perfecto para los mañosos” para pasar a ser el mecanismo en virtud del cual el Estado gasta pensando en invertir en la gente, por la gente y para la gente.

La reforma a la justicia, al sistema electoral y muchos otros aspectos son debates que necesitamos tener si aspiramos a que, sin importar si somos primero, segundo o tercero, entendamos que detrás de esas cifras hay vidas, hay historias de gente que lucha pero que hemos abandonado sin herramientas tan básicas como salud, educación y acceso a alimentación y servicios básicos.

Ni somos un país de primer mundo ni podemos seguir tolerando el que las brechas crezcan como oír llover y que ello solo provoque narrativas de que todo está “pal tigre”. Necesitamos cambios si no queremos quedarnos, como hamsters, girando sobre la misma rueda.

Y para lograr esos cambios, necesitamos articulación, necesitamos comunicación, necesitamos franqueza y debates reales porque mientras hay quienes pretenden que seamos de primer mundo solo con decirlo y otros que solo se quejan porque nunca saldremos del atolladero, hay mañosos empeñados en seguir las rutas de Nicaragua y con eso usar el poder por años para hacer negocios, acumular riqueza y acrecentar las brechas mientras ellos viven como Reyes en un país que puede tener mejores esperanzas e invertir más en su gente.

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