Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

“Atendí la gentil invitación del presidente @JoeBiden @POTUS. Afianzamos las buenas relaciones bilaterales entre Guatemala y Estados Unidos. 🇬🇹🇺🇸 “, se leía en un tuit de Alejandro Giammattei a las 16:15 de ayer viernes 23 y el mismo era acompañado con una foto en la que el Presidente tenía una poco usual sonrisa.

La actividad es una que hacen los presidentes de Estados Unidos en cada Asamblea General y se toman fotos con los Jefes de Estado invitados, pero más allá de eso, el punto que llama la atención es que hasta hace unas semanas el presidente de Guatemala se esmeraba en matizar las diferencias con el gobierno de los Estados Unidos.

“La lista del Zopilote” para mofarse de la lista Engel y hasta la amenaza de expulsión de USAID, fueron acciones pensadas con las que Giammattei buscaba mandar mensajes. En esas ocasiones, no era una sonrisa como la que tenía en la foto con Biden, sino que el tono denotaba molestia.

Pero si usted analiza detenidamente, desde que salió la última Lista Engel algo cambió. Giammattei no concede entrevistas a medios y/o periodistas que le van a hacer preguntas con respuestas complejas y por tanto preguntarle directamente no es posible, pero hay una realidad ineludible en torno a sus acciones luego de la publicación del listado.

Hay quienes aseguran que el Gobierno esperaba la inclusión de Miguel Martínez en la Lista Engel y que cuando no salió (por ahora) sintieron una bocanada de aire.

El 20 de julio se oficializó la publicación de la Lista Engel y cinco días después, el 25 de julio estaba Giammattei en Ucrania. Claro está que esos viajes no pasan de la noche a la mañana, pero aún y cuando se pudo haber pactado desde antes, la actitud de Giammattei fue lo notorio, porque le interesó matizar su interés en quedar bien con Estados Unidos.

Esa actitud, luego de todo lo que dijo del Gobierno de Joe Biden, hizo que viéramos con mayor detenimiento los incluidos en la lista y hay quienes aseguran que en ella se afectó la operación política y financiera del Jefe de Jefes con inclusiones clave.

“Les pasó muy cerca la ola y la sensación que queda es que saben muy bien lo que está pasando”, me explicó alguien. Luego de ver lo de Ucrania, vino lo de Taiwán y el viaje de Búcaro y esos elementos son los que ahora usa con más fuerza el Gobierno de Guatemala para abogar por su caso ante los Estados Unidos.

Ya hicieron las cuentas de fechas y realizaron que el gobierno de Giammattei se acaba el 2024 y para ese entonces la Casa Blanca y el Departamento de Estado seguirá en las mismas manos y es ahí cuando el espejo de Juan Orlando se ve con más frecuencia en Casa Presidencial.

Ese “cambió de actitud” más allá de las acciones que tenga con Estados Unidos, debería implicar que Giammattei, el Jefe de Jefes y Cía. dejen de usar el aparato estatal para asegurarse impunidad, hacer negocios y con ello complicar la vida de millones de personas.

Que el Estado siga funcionando de manera anormal no solo afecta a los ciudadanos honrados, a los más marginados sino también afecta los planes de atraer inversión extranjera e incentivar la inversión local y por eso es que ese cambio de actitud debería implicar cambio de conductas para construir espacios que den vía a un mejor país.

Si toda la intención presidencial es “salvar su pellejo” frente a Estados Unidos, los efectos reales para los guatemaltecos serán nulos y por eso es que urge que tengamos la capacidad de trazar una ruta que nos permita enderezar el rumbo del país con acciones concretas que nos eviten confirmarnos como la nueva Nicaragua.

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