Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Ayer, Silvia Patricia Valdés, presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) utilizó una pregunta que le hizo a Oscar Dávila para defender a Consuelo Porras, jefa del Ministerio Público (MP).

Mucho se ha dicho y escrito de la relación entre el presidente Alejandro Giammattei y las reuniones “secretas” entre el mandatario y las dos señoras mencionadas en el primer párrafo de esta columna, cuando se estaban preparando las acciones claves en el MP y en el Organismo Judicial (OJ) para quitar fiscales y jueces que eran incómodos al régimen y particulares que, por esa razón, son ahora acérrimos aliados de Giammattei.

Hay quienes han llegado al punto de comentar que la “traición” de Giammattei a Allan Rodríguez fue objeto de conversación entre el ex presidente del Congreso, Porras y Valdés porque a las señoras les preocupa caer en desgracia con un mandatario que no conoce de “lealtades” y que tira debajo del bus a quien necesite y cuando estime oportuno.

Y ahora que Porras pasa algunas horas que se sienten sin Consuelo, sale su amiga en defensa de quien ha sido una buena aliada para mantener en impunidad a miembros de la CSJ y al mismo Presidente de la República.

La relación de Giammattei con Donado data desde 2006 y por eso, por sus sanciones (se sobreexpuso por sus pactos con los presidentes Morales y Giammattei) y por las tachas que fueron admitidas y que habrán de ser evaluadas al final del proceso, es que Porras está desesperada porque sin duda no deja de pensar que el Presidente le hará las mismas que le hizo a Rodríguez,  quien habló de más del Centro de Gobierno.

Los actores de poder ya saben que la reelección de Porras tendrá impactos muy negativos para el desarrollo del país y sostener el discurso de que Guatemala es un paraíso para la inversión es casi imposible hasta para aquellos que venden espejos con tal de tener contento a un Presidente que cada día que pasa se consolida como un totalitario más.

Porras sabe que ella ha ayudado al mandatario a tener el control de todas las instituciones y no le pasa por la cabeza cómo es que existe la posibilidad (por mínima que sea) de quedar en ridículo, expuesta, tachada para el resto de la vida y sin reelección al MP. Reclama que si Giammattei tiene el control de todo y ella lo ha ayudado en eso, ¿cómo es que no usará ese “poder” para reelegir a quien le ha quitado menudos clavos de encima (Testigo A y la alfombra rusa)?

Siempre se ha dicho que en el mundo político no hay lealtades, pero en el mundo de la impunidad y de la corrupción menos y eso es lo que tiene ahora a Porras buscando Consuelo y en ese contexto, es que hay que entender la pregunta de Valdés a Dávila.

La Presidenta del OJ es una señora experimentada y que tiene doctorado ya en maniobras que no van de acuerdo a la ley pero al menos hay que reconocerle que no le importa quedar en plena evidencia para defender a la persona a la que, los caminos de la impunidad, los llevaron a forjar una amistad.

Cada vez oigo a más empresarios claros de los problemas que tenemos, de los retos que nos representan pero también hartos, cansados de lo mismo y con ganas de buscar propuestas y salidas que nos permitan construir una verdadera Guatemala para todos aquellos que se esfuerzan de manera honrada.

Los mejores días de la novela están por llegar y los ciudadanos tenemos que tener la capacidad de articular para que las mañas no dominen de nuevo en lo que han trabajado para convertir a nuestra querida Guatemala en el paraíso de la eterna impunidad.

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