Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Nos toca enfrentar la segunda Navidad en medio de esta pandemia que antes de morir lanza una patada que tendrá a muchos alejados de sus seres queridos en la Nochebuena. Los casos se empiezan a sentir más y gracias a las vacunas y a los refuerzos, menos personas verán la peor cara del COVID.

En medio de tanto, nunca nos debemos olvidar de agradecer y esto no se trata de solo de hacerlo en una fecha tan importante, si no de volverlo un ritual diario porque la vida nos cambia en un abrir y cerrar de ojos.

La pandemia ha demandado lo mejor de cada uno, nos ha enseñado a ser pacientes, a ser tolerantes, a entender los momentos y las circunstancias y el 2022 lo deberemos encarar con lo necesario para ganar de una vez por todas esta pandemia.

Debemos ser capaces de valorar cada momento, la presencia de quienes hoy podemos abrazar, llamar y mostrar gratitud porque no debemos dar nada por sentado. La vida hay que vivirla día a día porque a veces se puede escurrir como agua entre las manos.

Hoy en la noche habrá familias con una silla vacía u otras que quizá temen que sea la última Navidad de algún ser querido.

Una aguerrida mamá, ante la pérdida de su marido, expresaba ayer: “Una silla vacía habrá esta Navidad. Con profundo dolor te vamos a recordar. Cuánto pesa tu ausencia, son tantos los momentos y la añoranza se percibe en cada rincón de la casa. Llorar reconforta el alma y mis lágrimas expresan lo que siento. Siempre tendrás un lugar en la mesa y en nuestro corazón”.

Sentimientos como estos se repiten a lo largo y ancho y cuando recemos a la noche, recordemos a todos aquellos que el dolor lo han convertido en fortaleza, a los que extrañar los ha hecho más fuertes y a los que las lágrimas le han ayudado a purificar el alma.

Agradezcamos, recordemos y comprometámonos con un futuro mejor, con un futuro que no será fácil pero que dependerá de lo dispuesto que estemos a forjarlo de la mejor manera posible.

Cada Navidad es una oportunidad de renovar compromisos en las mejores tareas de la vida, principalmente, ser pareja y ser papá/mamá.

Nuestro éxito nunca va a ser medido por lo que tengamos, lo que logremos o lo que ahorremos. Será medido por lo que podamos sembrar en nuestros hijos y por lo que hagamos para que ellos y muchos niños más (a lo largo y ancho del país) tengan más oportunidades.

Feliz Navidad para usted, para su familia y hagamos que estas fiestas sean unas para nunca olvidar, para agradecer, para recordar, para extrañar y para marcar un rumbo mejor.

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