Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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¿Cuánto no daríamos por tener cincuenta por ciento de positividad en todo lo que tiene que ver con el futuro del país? Sin embargo, resulta que ese elevado porcentaje únicamente lo hemos superado con la cantidad de personas que se hacen pruebas de Covid dando resultados positivos, lo cual sucedió ayer cuando de apenas 1,814 pruebas resultaron 909 casos de personas contagiadas, lo cual constituye una cifra realmente dramática.

El hecho es que los expertos en epidemiología entienden que estamos viviendo nuevamente en una crisis derivada de la cantidad de contagios y de complicaciones que presentan los pacientes, en medio de condiciones que apuntan a que vamos a continuar así por algún tiempo porque no hay ningún tipo de respuesta efectiva para, al menos, detener el crecimiento de la ola que se viene dando desde hace algunas semanas. Y si bien es cierto que la población se ha relajado y que se realizan fiestas y otro tipo de actividades en las que se producen más fácilmente los contagios, también es del caso indicar que de parte del gobierno no ha habido un sistema de información creíble que ayude a la gente a tomar conciencia de lo que está pasando y de lo que puede ocurrir si seguimos en esta senda que ya tiene saturado al sistema hospitalario del país y que en pocas semanas ha cobrado muchas vidas.

La información es fundamental para exigir comportamientos responsables a la población, pero si seguimos con la tesis de que podemos ir como nos dé la gana a “donde doña Chonita”, seguramente que no vamos a salir del atolladero y mucha gente morirá antes de que podamos disponer de suficientes dosis de vacunas para prevenir contagios.

Aún en los países que han tenido elevada cuota de vacunación y que consideran tener o estar cerca de alcanzar la inmunidad de rebaño, se está insistiendo que hasta la gente vacunada tiene que actuar con precauciones por nuevas variantes que hacen necesario ese tipo de cuidados. No digamos en un país como el nuestro en donde tristemente la vacuna no llega ni a mentadas de madre porque sepa Judas cómo se hizo el negocio y a cambio de qué fue el pago de los muchos millones que se trasladaron a las cuentas rusas.

El tema de los aforos es una cuestión importante que todos debiéramos ajustar, pero resulta muy difícil para el usuario o para los dueños de negocios establecer si se está sobrepasando la cantidad de personas acumuladas, no digamos lo que puede pasar en eventos tan irresponsables como los que han organizado Alcaldes que demuestran tener muy poco respeto por la vida humana.

El esfuerzo ciudadano llegará en la medida en que la gente sea debidamente informada y que ese modelito de los semáforos que maneja el Ministerio de Salud se convierta seriamente en un instrumento creíble y confiable para la toma de decisiones y que no se ajuste al gusto del cliente, como se hace prácticamente todo en Guatemala. Las vacunas son la mayor urgencia, pero mientras las mismas llegan, las autoridades deben asumir su responsabilidad de informar a la población cómo estamos y lo que significa esta nueva ola de contagios.

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