Mario Alberto Carrera
Hace unos días (por el 15.5.21) y mediante Twitter, el Presidente Bukele de El Salvador realizó una publicación de cerca de 500 palabras (dividida en párrafos o estrofas a manera de pensamientos o aforismos separados pero con unidad) que corresponden a una enteriza ilación me parece que largamente meditada ( aunque semánticamente muy discutible) que constituye un para manifiesto político local -en un sentido- y geopolítico en otro, que ya define mucho del cuerpo ideológico -o doctrinario del mandatario- que sigue la huella tan conflictiva -y a veces de difícil comprensión- de Trump, en esto de emplear el tuiteo como canal para distribuir sus impresiones, sus proyectos y hasta su ideología. Son acaso los aires de la posmodernidad que, usa la cibernética en vez de lápiz y papel, como lo hacíamos antes. Procedimientos de informática que maniobra y emplea muy bien Bukele, quien -a sus ojos- él y El Salvador constituyen un EJEMPLO (sic). (Lo escribió él así para enfatizar el signo, el significante y el significado atemorizador). El Salvador constituye –digo y añado- un modelo, un pattern o un paradigma revolucionario para los sometidos al statu quo. Es decir, en la terminología bukeliana que es muy pintoresca: EJEMPLO (El Salvador) sugerentemente transgresor para los doblegados por los “capataces”(sic) de las “fincas”(sic) históricamente encomenderas del continente y no sólo de Guatemala, como algunos periodistas guatemaltecos han querido interpretar.
Lo que sí es cierto (y acaso sin entrar aún en sustancia o bilateralmente penetrando en ella) es que este pro-manifiesto de Bukele ¡dirigido a Latinoamérica!, tiene mucha tela marinera para analizar en el sentido semiológico, lingüístico, semántico y terminológico por la discusión que el mismo Presidente plantea -en este nivel. Se mete de lleno -en él- apelando en el dilatado tuit -por entregas- a los mismísimos diccionarios. E intentando la mutación semántica de términos cuyo significado está -para él- arrinconado y ya en desuso. Con tal fin entrecomilla los términos que ya deben descartarse. Y -elogiando mediante adjetivos o adverbios plausibles y encomiables- las nuevas voces que deben adoptarse, pero cuyo signo es el mismo. Lo grave es esto: que sugiere o indica que -empleando los mismos signos- debemos aplicarles distinto significado, por la eliminación de un simple entrecomillado.
Ejemplo, la palabra “LIBERTAD” (sic) mayúsculas con comillas) debe significar una cosa anticuada y deleznable. Y, antecedida por una aclaración ¡y sin comillas!, debe significar otra según Bukele. Trasmutación que haría temblar el tabernáculo de la política y la socio economía académicas. Pero también ¡y más y mucho!, el vetusto diccionario de la partidocracia senil, “finquera”, narcotraficante y corrupta. Poca cosa pretende, pero lo aplaudo.
Por lo que observo, a Bukele le apasiona tanto el mundo de la política –sobre todo regional y finquera- como la disolución progre de las “fincas” mediante el EJEMPLO (sic) bukeliano de El Salvador. Pero también le apasiona el mundo de la lengua o idioma.
Bukele se decanta por cuatro términos -en concreto- cuyos signos, significantes y significados vierte y revierte a lo largo del texto o discurso suyo del que me ocupo. Estas cuatro voces son en este orden (lo que también tiene un interpretación): democracia, libertad, soberanía e independencia que escribe siempre con mayúsculas y entre comillas (la primera vez en el tuit de tuits) y la segunda vez -cuando las palabras han recibido renovantes aguas bautismales- van precedidas con una frase que les procura nueva semántica: con verdadera. La preposición con el adjetivo modifican al sustantivo y la palabra deja de ser lo que fue para ser lo que es “en Bukele”. Se comprende el discurso si se hace un esfuerzo.
Sería: “Democracia” (sic) según lo entienden los dueños de las “fincas” (sic) y “gerentes” (sic) de las mismas. Y Democracia (sin comillas) según el nuevo modelo que aplica en El Salvador su novel mandatario.
Por lo importante y denso del tuit presidencial continuaré el lunes próximo este análisis filológico y semiológico, hecho también en superficiales volandas.