Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Los accidentes viales son “como el pan nuestro de cada día”, pero los de los motoristas están a la orden del día. Los alcaldes por medio de sus Policías Municipales de Tránsito (PMT), son los responsables de que se cumpla la Ley de Tránsito y su reglamento, pero ninguno de los jefes ediles le pone atención, porque eso les quita votos y priva más lo político que la vida humana.

No es que se quiera buscar un culpable, hay muchos en este tema pero quien tiene la responsabilidad del cumplimiento de la ley es la autoridad municipal y lo que se ha perdido es el respeto a las mismas, porque hasta la autoridad incumple las normas y es el ejemplo que le ha dado a la ciudadanía.

Aquí ya llegamos al punto de que se deben imponer sanciones más severas o vamos a seguir con los seis motoristas muertos diariamente, una cifra muy alta que nos deja mal como sociedad. Solamente ayer que circulé por varias calles y avenidas, pude ver tres accidentes de motociclistas.

Los pilotos de motos ya perdieron todo el respeto por la ley, no digamos por los demás que circulamos en la cinta asfáltica y uno de los problemas que afrontamos es la convivencia en carretera. Uno va manejando en su carril y los vehículos de dos ruedas aparecen por la derecha o por la izquierda, nos rebasan por donde se les da la gana y nos ponen en riesgo de ir a parar a un juzgado, de perder nuestra tranquilidad personal.

Les podría proponer hacer una encuesta y la mayoría de los guatemaltecos hablaríamos mal de los motoristas, todo mundo que maneja un vehículo se queja de la forma como han invadido las calles y avenidas, sin control y sin el conocimiento de las obligaciones y responsabilidades que significa llevar el control de un timón.

La situación de la inclusión financiera y la digitalización le ha dado un protagonismo muy importante a las motocicletas, porque son una herramienta de movilidad para el reparto a domicilio, pero que a la vez se ha convertido en un problema emergente: la falta de educación vial y la siniestralidad que ocurre diariamente.

Un conductor de motocicleta tiene 30 veces más la posibilidad de morir en un accidente que la de un piloto de carro, los motoristas fallecidos el año pasado ha aumentado un 23 por ciento con relación al 2020 y seguramente este año esos números no van a cambiar.

El 80 por ciento de los accidentes en moto se registran en las ciudades, pero el 75 por ciento de los fallecidos ocurre en las carreteras. Las autoridades viales tienen la obligación de sentarse con los datos sobre el escritorio y reflexionar qué es lo que pasa y porqué se ha disparado la accidentalidad que se ha convertido en la segunda causa de muerte, después pero muy cerca de las cifras que se registran por armas de fuego.

No es necesario que salgamos con la represión de la imposición de multas, se debe empezar con montar operativos de educación vial, en lugar de sancionar con el pago de dinero, se debe enviar a los “pilotos irresponsables” a cursos de manejo, porque definitivamente no pasaron el proceso de conocimiento de la ley y buen manejo en el momento de solicitar su documento de manejo.

Otra de las cosas que nunca se toma en cuenta en el tema de la seguridad vial, es que los motoristas circulan en vehículos en mal estado, pero sobre todo en los casos de las empresas de reparto a domicilio, porque les interesa más la cantidad de servicios que prestan, que la seguridad de sus empleados. Pero al final de cuentas nos ponen en riesgo a todos los que manejamos.

La mayoría de los negocios de comida a domicilio, se dieron a la tarea, en medio de la pandemia del Covid-19, de contratar empresas que se especializan en la entrega de productos, pero se desentendieron de verificar cómo lo hacen, no saben si es de una manera desordenada y si cumplen las normas de tránsito vigentes.

En la calle podemos ver motocicletas con los logos de las marcas de comida, circulando entre carriles, contra la vida y en las aceras, un espacio que es preferentemente para el peatón. A esta gente no le interesa si lo hacen bien o mal, lo único que les importa es la venta, se olvidaron de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

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