En cualquier democracia los meses previos a un evento electoral no se ven únicamente marcados por la propaganda, sino por el debate y análisis que tienen que hacer los ciudadanos antes de emitir su voto. Foto: La Hora/ Josué Pérez

En cualquier democracia los meses previos a un evento electoral no se ven únicamente marcados por la propaganda, sino por el debate y análisis que tienen que hacer los ciudadanos antes de emitir su voto, razón por la cual mientras mayor sea el flujo informativo, más racional será la decisión de los electores. Por ello es que la democracia necesita de la más amplia información que genera la libertad de expresión, puesto que si los comunicadores y los medios están bajo amenaza irán limitando sus investigaciones, reduciendo así la calidad de la noticia que se traslada a los ciudadanos.

Esa es la razón principal por la que se dice, como cantaleta, que la libre información es un elemento crucial de la democracia, porque constituye la única manera en que los pueblos pueden conocer su propia realidad y de esa cuenta debatir y analizar lo que más necesita y quiénes de los contendientes están mejor preparados. Cada uno de los temas nacionales importa porque las políticas que se propongan respecto a cada una de las necesidades de la ciudadanía deben ser analizadas objetiva y seriamente por los electores.

Educación, salud, seguridad, empleo y garantías de los derechos ciudadanos destacan como situaciones que, como electores, los ciudadanos tienen que ver comparando la perspectiva de los candidatos y las propuestas que hacen. No digamos el tema más importante de la coyuntura nacional, por su efecto en todos los demás, que es el de la corrupción que se ha desatado escandalosamente en todas las esferas de la administración pública, tanto a niveles locales como nacionales.

Y, por supuesto, es crucial ver cómo cada candidato ve la corrupción y su propuesta para rescatar el perdido Estado de Derecho, situación que se manifiesta con la cooptación del sistema de justicia para garantizar impunidad a quienes se hartan con el dinero del pueblo. Sin una estructura legal correcta, integrada por profesionales probos, será imposible la reestructuración que hace falta para que el imperio de la ley sea objetivo.

Pero entre los comunicadores empieza a sentirse cierto tipo de preocupación porque el análisis de nuestra realidad en ese campo puede ser objeto de persecución penal de acuerdo al precedente que se está sentando en estos días, cuando los comentarios sobre la cooptación de la justicia son vistos como parte de una conspiración para obstruirla.

Lo que los guatemaltecos debemos obstruir es la aberración de la justicia, esa que se hace al ponerla al servicio de las mafias para que les proteja y aliente a seguir sangrando el erario público.

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