El AILA quedó paralizado por alrededor de 30 minutos, este jueves 29 de diciembre, derivado según Francis Argueta, director general de la DGAC, de una falla externa por parte de la EEGSA, mientras esta, concluyó que fue un ave la que causó el incidente. Foto: La Hora / EEGSA

El incidente de la interrupción del servicio de energía eléctrica en el Aeropuerto Internacional La Aurora es en verdad algo preocupante porque evidencia la peligrosa y grave fragilidad de ese servicio vital para la seguridad de las aeronaves que entran y salen del país cargadas con cientos de pasajeros. Y es que una simple ave que se posó sobre un alambre fue capaz de generar el problema que, afortunadamente, no tuvo más consecuencias que el retraso en la operación de las líneas aéreas, pero pudo ser mucho peor si llegara a afectar los mecanismos de control.

La autoridad del aeropuerto informó que todo fue resultado de una falla externa y la Empresa Eléctrica informó al detalle de lo ocurrido y hasta envió fotos del ave que murió, seguramente electrocutada, por posarse sobre un alambre de alta tensión. Aves como esa abundan en nuestro medio, gracias a Dios, y en verdad estamos para el tigre si cada vez que un simple pajarito se posa en alguna línea de conducción se producen interrupciones del servicio, no digamos de toda la operación en la Terminal Aérea.

Tema aparte es el de la falta de una planta generadora que entre a funcionar inmediatamente cuando hay un corte de energía, responsabilidad de las autoridades de aeronáutica que tienen meses de estar trabajando en el tema sin que la solución llegue por ningún lado. Las plantas de emergencia, como se les conoce, son para resolver, precisamente, emergencias en el suministro de la energía y para impedir que puedan tener consecuencias más graves.

Pero la situación es realmente grave porque se confirma que estamos evidentemente atrasados en tecnología si, como ocurrió, un simple pajarito es capaz de dejar sin servicio a toda una institución como la encargada de las funciones aeroportuarias más importantes del país. Algo se deberá hacer, y pronto, para resolver esos problemas, porque si no la calificación de la seguridad de nuestra Terminal Aérea puede degradarse significativamente.

Tanto la Empresa Eléctrica como la Dirección de Aeronáutica tienen que tomar cartas en el asunto para prevenir situaciones como la que se vivió esta semana. No es posible que con tanta frecuencia se produzcan esos apagones que afectan seriamente la operación de las líneas aéreas que dependen de tecnología que usa electricidad, para realizar sus operaciones normales para atender a sus pasajeros y, sobre todo, porque se puede poner en serio peligro el tema de la seguridad en la navegación aérea.

Redacción La Hora

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