El Banco de Guatemala siguió retirando dólares del mercado, lo cual significa una alteración maliciosa de esas leyes de mercado. Foto: La Hora/AP.

Teóricamente, el valor de la divisa norteamericana en Guatemala es libre y se establece por las leyes de mercado, siendo la oferta y la demanda lo determinante para establecer la tasa de cambio. Eso se llama Flotación Monetaria, pero se convierte en sucia cuando la misma termina siendo alterada por las autoridades monetarias, comprando y vendiendo divisas a su sabor y antojo para influir en el tipo de cambio y esa situación está ocurriendo exactamente en Guatemala por las intervenciones en el mercado con la finalidad de empujar hacia arriba, ahora, el valor del dólar, superando ya los ocho quetzales.

La Cámara de Comercio emitió un pronunciamiento al respecto, señalando cómo, en la primera semana de este mes, el Banco de Guatemala siguió retirando dólares del mercado, lo cual significa una alteración maliciosa de esas leyes de mercado, mediante la compra de 50 millones, a pesar de la alta cotización de la moneda norteamericana situada ya en 8,08 por quetzal en muchos de los bancos del sistema.

¿Quién se beneficia con esa variación del mercado? Esa pregunta es el meollo de la situación, toda vez que sabemos con detalle la forma de proceder de nuestras autoridades y cómo es ese diseño de no dejar obra sin sobra, situación generadora de la alta corrupción existente y alrededor de la cual funciona todo el aparato público y se toman todas las decisiones oficiales.

En Guatemala el nivel de dependencia de las importaciones es muy alto, al grado de vernos obligados a traer hasta granos como el maíz, pieza clave de la dieta de la población.  Y el impacto del tipo de cambio afecta seriamente el valor local de todos los productos importados, entre ellos el petróleo, agravando más aún los efectos de la guerra en Ucrania y el apoyo de los países árabes a la agresión rusa.

La política monetaria la dicta la Junta Monetaria y ejecuta el Banco de Guatemala, entidad autónoma merecedora de mucho prestigio hasta hace un par de años, cuando se puso de alfombra de Giammattei, bailando al son que les toca el gobernante, situación con tendencia a empeorar luego del nombramiento del actual Presidente de la institución, quien viene de desempeñarse como Ministro de Finanzas y fue el responsable de esos dispendiosos presupuestos diseñados para ser el fermento de la corrupción.

Si la idea de la flotación es dar a las leyes de mercado el peso necesario para determinarlo, es obligado dejar hacer su papel a la oferta y la demanda, sin maliciosas intervenciones.

Redacción La Hora

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