El pleno del Congreso conocerá en su momentos los cambios a la normativa para las adquisiciones del Estado. Foto La Hora/Congreso

La iniciativa 6141 que contiene las reformas a la Ley de Adquisiciones del Estado es una de las mayores aberraciones que se han dispuesto en cuanto a facilitar el gasto sin control del erario. En plena discusión del presupuesto y con un presupuesto que ha sido diseñado precisamente para alentar gasto clientelar y corrupto a los aliados del oficialismo, el Congreso avanza a esa velocidad tan especial que le imprimen a ciertos decretos que les interesan cuando puede haber dinero de por medio.

El sistema de compras y adquisiciones de Guatemala no es transparente ni nunca lo ha sido, pero al menos ha permitido detectar casos de corrupción y denunciarlos públicamente por el nivel de información que por ley tiene que darse en las operaciones de mayores montos. Es cierto que la Contraloría, llamada a hacer la fiscalización de las operaciones, ha estado históricamente pintada porque es, seguramente, la institución durante más tiempo cooptada y su absoluta inutilidad es reconocida por todos, pero la auditoría social, aunque no detiene los trinquetes, por lo menos ha podido ir destacando muchos de ellos.

Precisamente en la eliminación de esos puntos críticos de la información se centra mucho de la iniciativa de referencia porque lo que hace es acelerar los procesos para que no dé tiempo siquiera de hacer análisis y señalamientos sobre irregularidades. La ley actual contempla plazos en los que pueden hacerse objeciones, cosa que muchas veces hacen los oferentes que no son tomados en cuenta, pero con la nueva legislación lo que persiguen es que el gasto se haga rápidamente, tan oscuro como siempre, pero para que pueda tener el efecto que buscan en estos días previos al proceso electoral.

Coincide el avance de la iniciativa con dos cuestiones que son preocupantes, el presupuesto general de la nación que es eminentemente clientelar para que sirva a los aliados del oficialismo y la persistencia en la creación de ese superministerio de ambiente que será un supernegocio al concentrar varias instituciones en un despacho. La ley es tan turbia que ha sido presentada por un diputado pariente del actual ministro, lo que de entrada refleja las intenciones perversas.

Y a los ciudadanos les toca hacer lo que han sabido hacer durante tanto tiempo, apechugar y aguantarse para ver cómo se dilapidan los recursos que debieran servir para invertir en el desarrollo humano de nuestra población, a fin de terminar ese abandono que es causa de tanta pobreza y que genera esa enorme migración, mientras unos cuantos amasan millones gracias a la corrupción.

Redacción La Hora

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