El hundimiento en Villa Nueva que hizo colapsar una de las principales rutas de acceso a la ciudad de Guatemala, sucedió menos de un año después de un incidente similar ocurrido el 26 de junio de 2021 a pocos metros de distancia de donde se produjo la caverna el pasado lunes por la noche. En esa ocasión la erosión sucedió a la orilla de la cinta asfáltica y obligó al cierre de un carril mientras se realizaban las reparaciones, pese a lo cual Covial no incluyó el sector entre los puntos de riesgo ante la temporada de lluvias y es que si algo nos hace tremenda falta en Guatemala es sentido de las políticas de prevención para incrementar el mantenimiento de la infraestructura.
En efecto, como cada gobierno piensa en responsables del Ministerio de Comunicaciones y sus dependencias con la idea fija de que tienen que ser expertos en el manejo de mordidas, llegan con el único y descarado compromiso de hacer negocios que salpiquen no sólo a los del ministerio sino que lleguen hasta una Presidencia que se esmera por tener buenos operadores para generar esa extraordinaria ganancia que ofrece la corrupción. La costumbre es tan antigua que ya forma parte de la tradición pero, obviamente, cada período se perfecciona el modelo al punto de que el país les viene del norte a los que debieran estar al servicio de los ciudadanos.
Si hace un año se vio que había problema con drenajes pluviales a corta distancia de donde ahora se produjo el colapso era obligatorio que las autoridades hicieran un esfuerzo por investigar cómo estaba el terreno en los alrededores, sobre todo sabiendo la ubicación de esos drenajes. Pero el mantenimiento no es especialidad de nuestros burócratas y por ello vimos los hundimientos de la zona 6 y de otras partes de la ciudad en donde, por desidia y descuido, se abandonó la labor de mantener en buena condición los sitios por donde pasan los colectores.
De nada sirven los estudios de ingeniería si los mismos únicamente se convierten en el pasaporte para ocupar un puesto donde se pueden enriquecer con las mordidas. Las peculiares condiciones del territorio nacional debieran haber forzado a realizar abundantes estudios geológicos para conocer las características del subsuelo y entender dónde hay que hacer mejores obras y redoblar esfuerzos de mantenimiento y prevención, cosa que en teoría tiene que entender cualquier ingeniero que ocupa un puesto público. Pero como generar negocios no es sólo su prioridad sino su única responsabilidad y función, tenemos que acostumbrarnos a estos desastres.