La liberación de Manuel Baldizón en Estados Unidos, donde se declaró culpable de lavado de dinero y obtuvo una rebaja de pena adicional, de las que se dan luego de colaboraciones con el sistema de justicia, fue la noticia de ayer dando lugar a declaraciones de sus familiares en las que se congratularon del hecho y afirmaron que buscará asilo en el país donde purgó la pena por el delito que confesó, señalando de paso que es correcta la publicación de Plaza Pública en la que se le vinculaba con el régimen de Giammattei, tanto así que el hijo del político condenado por lavado de dinero dijo que están orgullosos de su amistad “con el presidente que ha cambiado el país”.
Y no se les puede negar razón a los familiares de Baldizón en el sentido de que el país es diferente desde que asumió el poder Alejandro Giammattei porque ni siquiera en la sucesión de gobiernos militares que se beneficiaban de los fraudes electorales hubo tanta concentración y control sobre las instituciones públicas como el que hay actualmente. Gracias a Giammattei la alianza perversa se pudo hacer del control absoluto de la institucionalidad de Guatemala y del control indiscutible no sólo del sistema de justicia sino que además regresó a los viejos tiempos con la supeditación de la autoridad electoral a la voluntad del régimen.
En aquellos años, como siempre, hubo corrupción pero en ningún sentido comparable con la que ahora está plenamente garantizada. Ni siquiera Otto Pérez llegó a los niveles actuales ni Jimmy Morales pudo hacer lo que le daba en gana porque había una Corte de Constitucionalidad que era independiente, detalle que fue tomado muy en cuenta por el centro del gobierno para proceder a la cooptación total que lograron al conformar una CC ad hoc.
Ciertamente la Guatemala creada por Alejandro Giammattei es producto de un cambio significativo y en eso llevan razón los herederos de Baldizón que siguen orgullosos los pasos de su padre en la política nacional y que ya disponen de una nueva organización política para continuar en la senda que les fue trazada desde el seno de su hogar.
Cada quien tiene derecho a escoger a sus amigos y nadie puede objetar esas decisiones, por mucho que haya un viejo dicho que reza “dime con quién andas y te diré quién eres”. Una de las características de la amistad es la lealtad a toda prueba y de lado de los Baldizón la misma se cumple evidentemente. Falta ver si esa misma lealtad ocurre en el otro sentido.