El Ministro de Gobernación, David Napoleón Barrientos durante conferencia de prensa. Foto: La Hora

La controversia desatada por la decisión de suspender el acceso a la información “mientras se diseña una plataforma confiable para evitar manipulaciones”, según la explicación del Ministro de Gobernación, quien ha visto tendencias maliciosas entre tanques de pensamiento que no identificó, nos lleva precisamente al tema abordado ayer en este editorial, puesto que todo gira finalmente alrededor del tema de la credibilidad que puedan tener las informaciones oficiales y, desafortunadamente, la obvia manipulación de datos en áreas sensibles de la administración pública es lo que ha ido minando la confianza en todo lo que surge de las fuentes oficiales.

El ministro Barrientos sostiene que ha habido mal uso de las cifras que ellos proporcionan y que por ello se dejó de dar información mientras se diseña una plataforma distinta, decisión que quedó sin efecto por acciones legales que promovieron algunas entidades y que fueron admitidas por el despacho. Es una realidad absoluta que la información veraz es indispensable para la implementación de acciones que apunten a resolver problemas y el de la violencia es uno de los que nos afecta, no obstante que las cifras de homicidios y asesinatos hayan disminuido con relación al pico que se había alcanzado antes de la pandemia.

Siempre habrá gente mal intencionada que pueda hacer mal uso de los datos o, peor aún, inventar cifras que se sacan de la manga para sembrar pánico cuando se habla de la violencia que afecta a la sociedad. Pero para contrarrestar esas maliciosas actividades se necesita hacerlo con información constante, precisa y veraz que se gane la confianza y credibilidad de la población. Por ello es que si un gobierno manipula datos, como ocurre en Guatemala con el tema económico, con el manejo de la educación, la salud, la corrupción y prácticamente cualquier área de la administración pública, maquillando datos para hacer lucir bien al gobernante, se hace un daño irreparable porque la gente deja de confiar y creer en lo que proviene de las fuentes oficiales.

La credibilidad es algo que se pierde rápidamente cuando la gente observa discrepancia entre las cifras y la realidad. Rescatarla y reconstruirla es una tarea de titanes porque no resulta fácil que la gente vuelva a creer, ni siquiera cuando llegan nuevas autoridades porque el daño ya fue hecho.

El ministro Napoleón Barrientos ha afirmado que no tiene ninguna intención de limitar el acceso a la información sino evitar manipulaciones. Esas de todos modos vendrán si hay mala intención de alguien pero tan solo se contrarrestan con datos confiables y verificables.

Redacción La Hora

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