El Consejo Superior Universitario no tuvo problema para aceptar diligentemente el fallo de la Sala que emitió el Amparo ordenando a ejecutar dentro de los siguientes cinco días la elección de Rector de la Universidad de San Carlos sin los cuerpos electorales que el mismo Consejo había dejado fuera y que habían sido ganados por la oposición al régimen que ha mantenido el control de la Usac durante los últimos períodos.
Y es que era compadre hablado porque precisamente eso era lo que quería la mayoría de los miembros del CSU que están comprometidos con el oficialismo dentro de la Universidad, sobre todo luego de que les surgiera de sorpresa la candidatura de alguien totalmente ajeno al sistema, el actual Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, para quien esos cuerpos electorales son vitales.
Por supuesto que es muy probable que se interpongan otros Amparos para revertir la decisión que ahora rige y ello significaría que la elección prevista para mañana deba posponerse si es que algún tribunal da trámite a la petición. Pero no podemos llamarnos a engaño porque para las mafias que tienen control de prácticamente toda la institucionalidad del país el fraude en la universidad no sólo es necesario sino que es una prueba de lo que se puede hacer a nivel nacional en la elección del año entrante, en la que el voto popular no contará porque todo estará siendo amañado desde el Tribunal Supremo Electoral, con el aval de la Corte de Constitucionalidad si se hace necesario.
Y es que finalmente el caso de la Usac de todos modos tendría que llegar a la CC que es la última instancia en materia de Amparo y que, al producirse apelaciones o nuevas acciones, tendría que terminar conociendo la elección del Rector y ya todos sabemos de qué pie cojea ese tribunal y cuáles podrían ser sus resoluciones.
Lo triste es que la población no entiende lo que significa esa captura total de la administración de justicia y sus efectos en la vida diaria porque, tarde o temprano, todos los ciudadanos podemos vernos en condición de requerir garantía para nuestros derechos y no habrá absolutamente nadie que los quiera restituir en caso sean violados de manera arbitraria porque toda la justicia está en manos de quienes se ocupan de generar impunidad para los suyos y castigo para quienes se puedan “salir del guacal”, como pasó en Nicaragua con muchos que primero fueron aliados de Ortega y cuando se cansaron de los abusos y los denunciaron, fueron a parar al bote.