La fiscal general, María Consuelo Porras, recibió la calificación más alta de la Postuladora. Foto La Hora

Ayer la noticia fue algo que se daba por sentado. La flamante Comisión de Postulación al calificar los méritos académicos, méritos profesionales y la proyección humana de los aspirantes a Fiscal General conoció trece de los quince expedientes y el resultado es interesante, para decir lo menos. Los comisionados establecieron que 75 sería la nota mínima, lo que significa que sólo saldrían aprobados quienes alcanzaran esa cifra y al final de la jornada únicamente dos de los trece lo habían logrado, aunque el punteo no será determinante a la hora de elegir a los seis aspirantes. El voto de 10 de los comisionados es el requisito para ser incluido.

Por supuesto, como era de esperar, la actual Fiscal General y favorita del sistema para continuar en el cargo obtuvo la máxima calificación, destacando sus méritos académicos porque no se tomó en cuenta el cuestionamiento de su tesis de doctorado y, mucho menos, su peculiar léxico que le valió el apodo de “comosiama”.

Pero llama la atención que aún con tan relajados criterios, evidenciados en la calificación de Consuelo Porras, la inmensa mayoría de los aspirantes no hayan alcanzado los 75 puntos que los mismos comisionados establecieron como mínimo para ser “aprobados” luego de las respectivas mediciones que se recibieran por los temas que estaban siendo analizados. Si Consuelo Porras es la máxima estrella en temas académicos, profesionales y proyección humana, cómo estará el resto de los contendientes.

Es un hecho que la calificación no será vinculante porque así lo estableció la misma Comisión al discutir la solicitud de audiencia al Presidente para llevarle la lista de los candidatos designados por la Postuladora. Son diez los votos necesarios para ser incluidos y ese será el momento final del trabajo que hagan quienes, por mandato legal, son los encargados de convocar y evaluar a los aspirantes al cargo que tiene la responsabilidad de la persecución penal, es decir del que depende en una medida fundamental la aplicación de la justicia o la impunidad porque si un hecho delictivo ni siquiera es investigado y es apenas vigilado, nunca llegará a ser calificado como delito y los responsables podrán dormir y vivir tranquilos sabiendo de que están a salvo de cualquier sanción.

Estamos ya a pocas horas de que se proceda a la elección de los que figuren en la lista que, por mandato legal, tiene que ser conformada por seis de los aspirantes, dentro de los cuales el Presidente de la República deberá elegir a uno para ser nombrado Fiscal General. Y las vísperas anuncian las fiestas.

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