La llegada de vacunas Sptunik V a Guatemala estuvo marcada por retrasos y dudas. Foto La Hora/Salud

En el país la rendición de cuentas ha sido siempre patética pero ahora alcanza niveles propios de un régimen absolutamente corrupto y entidades como la Contraloría de Cuentas y el Ministerio Público, lejos de ser siquiera vigilantes, son comparsa para apañar la realización de todo tipo de negocios. Pero hay un tema esencial sobre el que debe exigirse todo detalle de las operaciones por la implicación que ello tuvo en el curso de la pandemia y la cantidad de vidas que se perdieron. Nos referimos concretamente al proceso de adquisición de las vacunas contra el Covid-19 porque ya sabemos que todo se centró en la vacuna rusa Sputnik V, mediante una oscura operación firmada por las autoridades de Salud pero que fue llevada a cabo por otras instancias y que se tradujo en dos cosas puntuales: la perniciosa lentitud (pese al pago anticipado) de los envíos de una vacuna, que por temas de refrigeración se hizo muy difícil de manejar, pero que además ni siquiera ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud.

Un estudio de opinión de Prensa Libre mostró que la población desconfía seriamente de la vacuna rusa y que siempre se optó por alguna de las que fueron donadas al país o de las pocas que se adquirieron por el mecanismo COVAX que se centró básicamente en la AstraZeneca. La desconfianza de la población no es simplemente por el hecho de que la vacuna sea rusa o que no esté aprobada por la OMS, sino también por la oscura operación en la que nadie duda que hubo chorros de pisto, lo que hace pensar que así como cuando se contrata obra física lo que importaba es el dinero que termina en algunas maletas, también al comprar las vacunas en la forma en que se hizo fue obvio que andaban tras el pisto y que recibirían cualquier cosa que les mandaran, literalmente hablando.

Las autoridades de Salud que dieron la cara en la operación, se han escudado en una injustificada confidencialidad que no tiene valor legal porque todo gasto de fondos públicos tiene que ser debidamente auditado según la misma Constitución. Pero si bien ahora gozan del privilegio de la protección legal que ofrecen los fiscales, no será lo mismo toda la vida y, tarde o temprano, deberán explicar su participación en el negocio y por qué se plegaron no sólo a suscribirlo sino a encubrirlo como lo hicieron. Esas situaciones terminan saliendo a luz tarde o temprano y deben saber que siempre habrá alguien empeñado en que se explique un negocio no sólo oneroso sino fatal para tanta gente.

Redacción La Hora

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