En la fotografía la Universidad de San Carlos de Guatemala. Foto La Hora.

Por generaciones el cargo de Rector Magnífico de la Universidad de San Carlos de Guatemala estuvo reservado para personas de extrema capacidad y reconocida honorabilidad porque encarnaban el prestigio de la Academia en el país. Poco a poco, en parte por la ideologización que se produjo y en parte por el florecimiento de intereses espurios, eso fue pasando a la historia y el resultado es que esa posición se disputa en el marco de lo que son los intensos y poderosos juegos de poderes que marcan no sólo al sector académico sino a la sociedad misma en la mayoría de sus instituciones.

Ahora estamos viviendo un proceso de elección de nuevo Rector y se mueven esos intereses que saben la importancia que tiene el cargo, sobre todo dado el papel que la Usac tiene en los procesos de nominación de aspirantes para diferentes cargos públicos de enorme relevancia. En general se puede decir que todo el Sistema de Justicia, entre otros, depende del comportamiento de los académicos en quienes se hizo recaer la responsabilidad de seleccionar a los mejores, decisión que fue un tiro por la culata porque en vez de dignificar el servicio público se prostituyó a niveles inimaginables la academia.

Rectores y Decanos que tienen que ver con alguna de las postuladoras no se eligen por meritocracia sino por el nivel de compromiso que asumen con los que controlan el sistema. Y si en la política nacional el dinero juega un papel primordial y condicionante en las campañas, no se crea que en la política universitaria la situación es distinta. Por el contrario, también allí corre abundante dinero para comprar conciencias y asumir compromisos que tienen que ver con el rumbo que se ha impuesto al país en términos de garantizar impunidad para los corruptos y asegurar cárcel para quienes los investigan o acusan.

Porque si al principio todo se centraba en la impunidad y desmantelar los casos existentes con el nombramiento de fiscales ad hoc para realizar la tarea, ahora la instrucción se ha vuelta más completa y precisa. No basta con desmantelar los casos sino que además hay que enviar un claro mensaje de que quienes pretenden investigar la corrupción van a terminar en la cárcel porque ese tipo de investigaciones no son toleradas por la mafia que controla al país.

Desgraciadamente el mundo académico está contaminado y así como no se puede esperar nada del proceso de postulación de Fiscal General, ni siquiera pequeños gestos de dignidad de los decanos, tampoco se puede esperar mucho de la elección de Rector. Es tiempo de que el estudiantado y los profesores decentes se hagan sentir y presionen para librar a su Alma Máter de la cooptación que le impusieron los pícaros.

Redacción La Hora

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