Ayer se realizó la audiencia para condenar vía procedimiento abreviado, que implica que el sindicado admite la comisión de delito, a tres ex diputados sujetos a proceso por el caso Asalto al Ministerio de Salud tras haber llegado a un acuerdo con la FECI para reconocer su responsabilidad y recibir una condena con reducción de la pena. Se trata de Humberto Leonel Sosa, Aracely Chavarría y Ronald Arango, quienes confesaron los hechos por los que los sindicaban. Sin embargo, al saber que Juan Francisco Sandoval ya no dirige la Fiscalía y que la misma cayó bajo control de Consuelo Porras, Sosa y Arango decidieron retractarse y no confesar, prefiriendo que siga el juicio porque están seguros que todos los casos que llevaba la FECI terminarán con la libertad de los sindicados porque ya no habrá efectiva persecución penal.
Lo ocurrido ayer en el Juzgado “D” de Mayor Riesgo es una clarísima muestra de las consecuencias que tiene la decisión que tomó Consuelo Porras al destituir abruptamente a Juan Francisco Sandoval y entregar la FECI a personal de su confianza que tiene el encargo de cimentar la impunidad. Todo mundo lo ve y lo entiende, hasta aquellos que arropan a la Fiscal y le piden que fundamente la destitución mediante acusaciones penales en contra de quien se convirtió en un dolor de cabeza para todos los que participan en el juego de la corrupción, entre ellos encopetados personajes capaces de alambicados comunicados que nuestros antepasados llamaban “timbirimbas” porque suman y suman palabras al azar para no decir nada.
Y como Sosa y Arango están todos los que enfrentan procesos iniciados en el 2015 y que han sido maliciosamente retardados porque los implicados siempre tuvieron la confianza de que llegaría el momento en que desaparecería la FECI, fuera por acciones de amparo, por procesos iniciados en contra de Sandoval o, como pasó, por un manotazo acordado entre el Presidente y la Fiscal General.
Sin la FECI dirigida con mentalidad de investigación en busca de la justicia, todos los casos se irán derrumbando uno a uno cuando los delegados de la Fiscalía que se apersonen en los procesos empiecen a recurrir a lenguaje ambiguo, como el de esos comunicados recientes de ciertos gremios, que no dicen nada serio porque en el fondo están al servicio o en busca de la impunidad.
No pasó más que un día hábil para que en los estrados del Tribunal se viera el efecto instantáneo del descalabro de la FECI. Los sindicados se envalentonan porque saben que ahora sí que tendrán Consuelo.