La infraestructura para proceder a vacunaciones masivas no existe y en todos los centros de vacunación se producen carencias que deben realmente preocuparnos mucho. Foto La Hora/Direccion de Area de salud Guatemala Central/Facebook

La forma en que el gobierno ha enfrentado la pandemia nos ha llevado a un laberinto sumamente peligroso, porque por más esfuerzos que se hagan no tenemos verdadera salida, a menos que se produjera un milagro y Rusia devolviera el dinero para que pudiéramos comprar vacunas con otros proveedores, pues el país está condenado a sufrir los efectos de las actuales variantes del Sars-Cov-2, el virus que puso al mundo de cabeza. Y es que la única salida que puede haber para un laberinto está en la inmunización de la mayor cantidad de gente pero, tristemente, no se ve siquiera esperanza de que ello pueda ocurrir en los próximos meses.

Y viendo lo que está ocurriendo con las vacunas donadas por Estados Unidos y lo que ha ido entrando a cuenta gotas, deben encenderse luces de alerta porque es obvio que la infraestructura para proceder a vacunaciones masivas no existe y en todos los centros de vacunación se producen carencias que deben realmente preocuparnos mucho porque es obvio que no estamos preparados para manejar una gran cantidad de vacunas como la que sería necesaria para avanzar en la inmunización de por lo menos el 70 por ciento de la población.

El Covid-19 no es responsabilidad del gobierno y en todo el mundo se dieron salidas en falso para enfrentar su propagación porque se trata de una pandemia sin precedentes. Pero no hace falta inventar el agua azucarada para ir siguiendo aquellos modelos que han sido más exitosos e implementarlos en la medida de nuestras capacidades. Es un hecho que carecemos de un verdadero sistema de salud y que eso viene del saqueo que desde hace muchos años se hace del Ministerio de Salud Pública, pero ello obligaba a que el Estado fuera más proactivo en el tema de la prevención manteniendo canales de información a la ciudadanía para ejercitar las precauciones que en otros países dieron tan buen resultado. Hace muchos meses que en el interior del país se notó relajamiento en el tema de la mascarilla y eso ahora está pasando factura con la propagación de nuevos casos en regiones que al principio parecían alejadas del virus.

Creemos imperativo que se resuelva el caso de la vacuna rusa para que podamos disponer de recursos para comprar a otros proveedores que tengan mejor capacidad de producción y que no estén tan inclinados a alimentar la corrupción. La postura de Giammattei negándose a abordar el tema de la Sputnik V y la del Embajador ruso atacando a quienes critican el negocio, refuerzan el mal olor de ese negocio.

Redacción La Hora

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