Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz

Me pedís un consejo para vivir y no tengo mucho para darte. Tirate en un sillón y ponete a pensar un poco, seguramente te vas a sentir menos solo y vas a disfrutar de alguna productividad que a lo mejor te ayude a estar más consciente de algo.

Tus trajines existenciales no te van a dar tregua y el ejercicio de pensar no es la panacea de nada, y de todas maneras y al final, tendrás que salir a la vida y darte en la cara con ella. No puede ser de otra manera, traés la vida metida o ella te trae a vos, da igual; y eso es lo más cerca que vas a poder estar de encontrarle un sentido a tu existir.

La consciencia que vayás ganando será gestora de alguna serenidad y posiblemente eso sea lo más cercano a ser feliz que vas a alcanzar en toda tu vida. Lo de estar contento para creerte feliz, carece de toda lógica, pero vivir, eso sí que te sorprenderá eternamente.

Dolor, claro que habrá, se tiene derecho a eso. Algunos sufrimientos serán místicos y otros serán absurdos. Los primeros son los que no podrás evitar, y los otros los que vos mismo te echés encima. Con el tiempo esa dicotomía te va a llevar a dejar de hacer solo lo que querrás, y vas a hacer un poco lo que te convenga, aunque implique alguna frustración, pero no lo veas como algo malo, con eso vas a salir de tu egocentrismo. Soñar es humano y soñar despierto más. Eso no es bueno ni malo, pero buscá anhelos accesibles y no tan idealizados.

Y ya metiéndome hasta la cocina, vas a tener que aprender como todos que vivir es solo la forma en que cada uno se dirige a la muerte. Estamos solo de paso, y parece que el truco está en entretenerse en ver cómo se vive mientras se muere uno; sin ánimo de ser trágico, algo así como aprender a morir. Eso te impulsará a buscar tu vida, a lo mejor bastante buena, pero sin la necesidad de ser un santo, y solo para no correr el riesgo de hacer lo que siempre hacés cuando las cosas no andan bien según tu opinión.

Te toparás con una paradoja. A pesar de la excesiva preocupación por las cosas, muchas veces te verás actuando como si nada te importara, y tendrás que descubrir si tu indolencia es un disfraz de algo, del miedo quizás o tal vez de la ira. A veces la lectura de las cosas emocionales es más bien disléxica.

No olvidés la responsabilidad de valorar cada ocasión con justicia porque la necesidad de algo siempre te va a alcanzar y podrías no estar preparado. Andá a donde tengás que ir y hacé lo que haya que hacer. Y procurá no dejar nada al tiempo que no cura nada; solo es la medida del trabajo que te toma alcanzar algo.

No puedo decirte que la vida sea fácil, pero en honor a la verdad lo más difícil podés ser vos mismo, porque la vida no te reta, sos vos el que pelea con ella. Ella te va dando señales, y es posible que sintás a veces que no valés nada, y empecés a decirte estupideces, principalmente cuando persigás el beneficio de algo por encima de cualquier sacrificio.

Por si se te mete en la cabeza la idea de ser sabio en algo, dejala atrás; y en lugar de querer acumular un conocimiento demasiado específico, aprendé a utilizar bien lo poco que sepás. Y dije poco porque siempre será así, no tenés tanto tiempo, te vas a morir. Para hacerlo bien vas a tener que revisar tus valores periódicamente para enfrentarte al mundo con alguna oportunidad. Tampoco estoy diciendo que hagás de la ignorancia una virtud, lo que quiero decirte es que ser experto en una sola cosa, es la soledad que más dolores puede traerte.

Aunque no lo creás, todos somos filósofos silvestres y tomando en cuenta que el ambiente está lleno de gente, es muy propio que reconozcás que es inútil comunicarte con otros si antes no te comunicás con vos mismo. Ya te pasó el tiempo de querer convertirte en los demás, dentro de esa homologación insensata que se nos pide a todos.

De paso te digo que no podés justificar tu vida solo pensando, algo tenés que hacer. Pero no es cosa de hacer o no hacer y después sentirse mal. Poné atención con la intención de tomar buenas decisiones; aun así, te vas a equivocar a veces. Igual, sufrir está presupuestado y cualquiera tiene que llorar por algo, pero es mejor no tener que hacerlo por demasiadas cosas.

Creo que la decisión más saludable es aceptar la verdad cualquiera que esta sea, es lo más sencillo; no tiene versiones y es como el agua que se cuela. Pero estoy seguro de que no dije nada que no supieras; solo tendrás que revisar lo que das por válido y desaprender lo que has creído que te servía y no te sirve.

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