Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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La naturaleza en su enorme sabiduría ha plagado de dinámicas cíclicas a todos los seres con vida. Incluso el agua que no siendo ser vivo (al menos desde la clasificación de la ciencia positiva), es fundamental para la vida, y mantiene una dinámica cíclica. O bien, podríamos pensar que el origen de los ciclos es más bien un aporte de los esfuerzos de la humanidad por brindar un orden conceptual a todo lo que le rodea y obsesivamente vemos ciclos por todos lados, hasta en el devenir de la historia. Las plantas, cuyas semillas, hojas, raíces, tallos y frutos, han sido el alimento original de los seres humanos también completan el ciclo de la vida y la reproducción. De la semilla al fruto del cual surgen nuevas semillas que de caer en tierra fértil y condiciones adecuadas llegará eventualmente a dar frutos cargados de semillas. La reproducción suele formar parte del ciclo y en algunos casos, la mayoría, permite la multiplicación de la especie.

El proceso por el cual una semilla germina y es capaz de iniciar el proceso que culminará en otorgar un fruto o un grano, está ancestral y científicamente comprobado, pero sin necesidad de entrar en altas elaboraciones acartonadas y poco entendibles, describiremos que existen ciertos elementos para que este proceso pueda darse y exista. Sin lugar a dudas la semilla seleccionada reviste una central importancia en el proceso; debe de ser una que por ciertas condiciones reúna todas las características físicas necesarias, para poder germinar. El otro elemento es el terreno o el espacio físico donde pretendemos hacer germinar a la semilla. Es decir, desde un algodón mojado, hasta un terreno con tierra fértil y los nutrientes necesarios para que el proceso se dé con éxito. Aire, sol, humedad, nutrientes serán otros elementos importantes.

Este proceso cíclico también lo podemos observar en los fenómenos políticos, sociales, económicos, culturales, inunda toda nuestra existencia humana y las sociedades la viven y observan en su cotidianidad, aunque no siempre lo sepa. Guatemala en particular está viviendo un proceso de esta naturaleza, tal vez los ciclos e históricos suelen ser más largos y este le dimos inicio luego de la Firma de los Acuerdos de Paz o con el Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico o con la llegada de la CICIG, con la resolución condenatoria contra Efraín Ríos Montt por el delito de Genocidio, con las manifestaciones ciudadanas del 2015, 2017 y 2020. Hoy en un ciclo mucho más corto, pero definitivo para la existencia y vida digna de las y los guatemaltecos, debemos de defender el proceso electoral, no permitir el Golpe de Estado que Giammattei y el MP pretender asestar, ir el 20 de agosto y emitir el voto contra la corrupción y la continuidad de la impunidad. Luego del 20 de agosto, el otro ciclo consistirá en acompañar a esta Semilla a llegar a buen término del 14 de enero y luego acompañar y apoyar la transformación necesaria en medio de un terreno cargado de plagas. Será como sembrar una bella flor en el desierto para que brote una primavera.

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