Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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A inicios de septiembre de 2019, de manera simbólica y de agradecimiento a la importante labor que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala -CICIG- había realizado en el país, se realizó un mural en la pared donde había funcionado dicha comisión. Era un mural lleno de color, flores y alegría con el siguiente mensaje: “el pueblo no olvidará y nos verán volver”. Ahora en el actual escenario, estas palabras resuenan en mi cabeza y las veo llenas de contenido y sentido para lo que está ocurriendo en el país.

El Pueblo no ha olvidado su capacidad de construir y acompañar la posibilidad de obtener justicia y con ello, lograr un Estado diferente al que hoy nos aqueja. Un Pueblo que no olvida las movilizaciones permanentes durante más de cinco meses a favor de que los casos impulsados por CICIG y FECI, sus propuestas nacidas desde la Plaza, para reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos -LEPP-, la Ley de Contrataciones del Estado, entre otras. El Pueblo no olvida su lucha permanente y constante para construir un Estado en donde todas las personas podamos tener los mismos derechos y en donde nadie quede fuera y excluido.

Esta memoria popular alcanza aún más atrás a los importantes logros que la Primavera Democrática alcanzó. Sin los avances de los Gobiernos de Juan José Arévalo y de Jacobo Árbenz Guzmán hoy no tendríamos Código de Trabajo, Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, Escuela tipo Federación, el aporte al arte y a la cultura, entre muchos otros avances, que a pasar del tiempo y la corrupción y debilitamiento de lo público que nos han impuesto más de setenta años de gobiernos militares y de la élite económica, siguen ahí y recuperarlos y ampliarlos es la labor que nos corresponderá.

Con esta memoria con nosotros y nosotras, regresaremos y construiremos democracia, construiremos paz, bienestar, equidad y justicia social. Será un camino arduo y lleno de dificultades, pero regresaremos a no permitir jamás que un niño o una niña no tenga alimentos en sus hogares, a que la niñez no tenga escuela a donde asistir, no tenga un centro o puesto de salud cercano en donde atender su integridad. Regresaremos a sembrar presente y futuro para cosechar una sociedad donde la vida digna y garantía de los derechos humanos para todos y todas sea el centro del quehacer del gobierno.

El bienestar del ser humano será el centro de las políticas públicas, no la estabilidad macroeconómica, garantizar acceso a medios de producción para campesinos y campesinas será indispensable, salarios y vivienda digna para las y los trabajadores será la responsabilidad a construir en el corto y mediano plazo, la posibilidad de caminar, transportarse de manera ágil, de manera segura y en libertad debe de ser nuestra aspiración. Haremos posible y para ello regresaremos, a hacer posible los sueños de Juan José Arévalo, Jacobo Árbenz, Oliverio Castañeda de León, Rogelia Cruz, Aura Marina Vides, María Chinchilla y muchas personas más que ofrendaron su vida para que hoy fuera posible construir democracia.

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