Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

post author

Por Jorge Santos

Las categorías de dictadura y democracia son total y absolutamente opuestas entre sí, sin embargo, suelen ser utilizadas por autócratas y dictadores por igual, obviamente para revestir la realidad y ocultar la verdad detrás de la opresión, la violencia, la corrupción, el empobrecimiento de amplios sectores de la sociedad y la impunidad. Para el caso guatemalteco, esta es la narrativa que el Pacto de Corruptos está utilizando para imponer la dictadura y se va profundizando de manera paradójica, mientras más se acerca el período electoral.

La derecha mafiosa y corrupta que se organiza articuladamente en el Pacto de Corruptos y que actualmente está encabezada por la oligarquía a través de su títere de turno Alejandro Giammattei, está más que decidida a instalar en Guatemala, un proceso dictatorial de largo alcance, que por un lado permita refuncionalizar el fracasado modelo económico que les privilegia, así como dominar absolutamente el escenario de lo público, aunque esto deba realizarse a sangre y fuego y haciendo incluso alianzas con el crimen organizado.

La fase de cooptación institucional ya está en sus últimas etapas y aunque falta la Contraloría General de Cuentas (CGC), algunos espacios institucionales en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), el Sistema de Mayor Riesgo y otros, es evidente que la ausencia de independencia entre los tres poderes del Estado, les da margen a manejar el proceso electoral en ciernes, con todo el respaldo y apoyo del Tribunal Supremo Electoral (TSE). La maquinaria ha sido puesta en marcha y tiene como objetivo ulterior, dejar en el tablero electoral a quienes han sido previamente seleccionados y permitidos por el Pacto de Corruptos, con la plena certeza de que continuará con la estrategia definida.

En este momento, la lógica está concentrada en criminalizar a la oposición, utilizar el Sistema de Justicia para impedir la participación de figuras incómodas o a la oposición política en general. Jugaran con esta posibilidad, en una especie de chantaje que permita la participación de quienes entren al redil, previamente establecido, bajo la premisa, si quieres participar, arrodíllate y rinde pleitesía a esta élite depredadora o simplemente saldrás de la jugada. Luego vendrá el turno de la CGC y del TSE en la medida, que la primera jugará a quien sí o a quien no entregar el finiquito requerido para la inscripción y el segundo en la permisividad o no de quien o quienes terminarán participando en las próximas elecciones.

De ahí que la ciudadanía guatemalteca, no tendrá el derecho a elegir, sino terminará escogiendo entre aquellas figuras que consolidarán la dictadura. Es por ello, que la oposición democrática, progresista y de izquierda debe consolidar un solo frente político para enfrentar este proceso desde ya anómalo y fraudulento o terminará legitimando y avalando esta situación. A la ciudadanía nos queda la responsabilidad, de informarnos, de conocer el pasado de quienes serán seleccionados y frente a ello tomar decisiones claramente para derrotar al Pacto de Corruptos y sus partidos políticos mafiosos.

Artículo anteriorLo que uno oye en la radio
Artículo siguienteConcesiones mineras, ¿caso de perversidad?