Por Jorge Santos
La sociedad guatemalteca está frente a la mayor encrucijada de la historia reciente, pocos caminos quedan ya en su futuro próximo, seguir el camino de la consolidación autoritaria y darle paso a la instalación de la dictadura o bien retomar los compromisos que le permitirán la construcción democrática, la instalación de la paz y la garantía de los derechos humanos. Para lograr este segundo camino, sin lugar a dudas se requiere de mucha valentía y por encima de todo una lectura exacta del momento político que el país está atravesando.
Pero para que ese camino sea una opción para la sociedad, les corresponde a los movimientos y partidos políticos democráticos, progresistas y de izquierda abandonar posiciones unilaterales y sectarias, para dar paso a la instalación de un frente político y social que aglutine y garantice la mayor cantidad de fuerza para derrotar y destronar a la Alianza Criminal y mafiosa que hoy tiene capturados los tres organismos del Estado guatemalteco. Es bien sabido que el proceso de articulación político no es ni será fácil, sin embargo, el momento histórico y político que vivimos nos demanda unir esfuerzos.
En enero del próximo año se convocará a elecciones en un escenario muy adverso, un Tribunal Supremo Electoral (TSE) plenamente cooptado por las mafias que nos gobiernan y con una oligarquía dispuesta a imponer al próximo servil del momento. En ese marco y en ese contexto necesitamos de la mayor claridad política que sea posible y constituir un gran Frente Amplio que aglutine los distintos Partidos Políticos y sume en sus filas a los movimientos sociales y populares. Este llamado debe incluir a Partidos Políticos tales como el Movimiento de Liberación de los Pueblos -MLP-; al Movimiento Político WINAQ; a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-; Movimiento Semilla y al recién creado Partido Político VOS.
Son estos partidos políticos los que están obligados a conducir este proceso por una multiplicidad de razones, pero lo fundamental es no permitir que se consolide la dictadura, que incluso les imposibilite en un futuro próximo la existencia partidaria. Debe de articularse con el objetivo de construir poder popular, de modificar la correlación de fuerzas, empezando por lo local y con ello la toma de la mayor cantidad de alcaldías que sea posible, de ampliar en mucho la cantidad de diputados y diputadas al Congreso de la República y ojalá alcance para la toma del Organismo Ejecutivo.
Las recientes experiencias de Honduras, Chile y Colombia, así como en el pasado las de Brasil, Bolivia y El Salvador nos enseñan que sólo articulando es posible derrotar a las mafias de derecha que históricamente nos han gobernado. Es por ello, que me sumo desde este espacio al clamor de unidad y articulación política y social que se realiza y demando junto a muchas voces el papel histórico que corresponde a dichos partidos políticos para vencer y derrocar a la Alianza Criminal que nos gobierna.