Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

Al inicio de la pandemia de COVID 19 la humanidad se planteó la urgente necesidad de una profunda transformación del modelo que sostiene hoy la economía, política y las relaciones sociales.  Mucho de esta necesidad, se fundamentaba en que el actual sistema destruye, saquea, enferma, genera muerte y que de no transformarse nos terminará de hundir en la peor de la crisis jamás observada. Sin embargo, el poder económico y político actual, se ha encargado no sólo de sostener el sistema, sino más bien de profundizarlo.

Recientemente la organización internacional Oxfam publicó un nuevo informe titulado Las desigualdades matan, en el marco del Foro Económico Mundial y la denominada Agenda de Davos.  En dicho informe se establece que, a pesar de la pandemia, los diez hombres más ricos del mundo han duplicado con creces su fortuna, la cual ha pasado de los 700,000 millones de dólares a 1.5 billones de dólares, lo cual implica un crecimiento a ritmo de 15,000 dólares por segundo.  Al contrario, de este obsceno ritmo de concentración de la riqueza, el informe en cuestión refiere que el 99% de la humanidad ha observado un deterioro en sus ingresos, lo cual ha provocado un aumento de la pobreza y que 160 millones de personas más, vivan en esta indigna condición de vida.

La directora ejecutiva de Oxfam Internacional en la presentación del Informe, refirió que si estos diez hombres perdieran el 99.99% de su riqueza, seguirían siendo más ricos que el 99% de las personas del planeta, ya que actualmente, acumulan seis veces más riquezas que los 3,100 millones de personas en mayor situación de pobreza.   Este tamaño de desigualdad no sólo se trata de meros números, sino más bien implica enfermedad, deterioro de las condiciones de vida, muerte y zozobra permanente del 99% de la población.  Un ejemplo claro de esta situación se observa en que al menos 21,000 personas mueren al día producto de estas desigualdades económicas.  Falta de acceso a servicios de salud, el hambre, la violencia de género y la crisis climática, son algunas de las consecuencias directamente relacionadas a estas muertes.

En tan sólo dos años de pandemia, los llamados milmillonarios han aumentado su fortuna en 5 billones de dólares, más que en los últimos 14 años.  Se trata del mayor incremento de la riqueza de los milmillonarios desde que se tienen registros, según este Informe.  La pandemia de Covid 19 ha sacado a la luz la codicia y las oportunidades económicas y políticas que han convertido estas desigualdades extremas en un instrumento de violencia económica.  Sin lugar a dudas, esta obscenidad está presente en un país, tan extremadamente desigual como Guatemala, donde el quintil más rico de la población (alrededor del 2% del total de población) concentra más del 62% del total de ingresos de todos y todas producimos.  De no cambiar esta situación, las consecuencias serán aún más devastadoras para la población guatemalteca que se encuentra ya en una situación deplorable de existencia.

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