Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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El Congreso de la República poco a poco, después de un período en que se pensaba que la situación podría cambiar, ha venido mostrando en sus diferentes bancadas, la ignorancia que tienen en diferentes temas, como el conjunto de iniciativas que hoy deambulan por el hemiciclo parlamentario para, según ellos, favorecer a diferentes grupos de personas introduciendo cambios o modificaciones a tributos o subsidios de diferente índole.

Así, existe una iniciativa para introducir un impuesto para contribuyentes vinculados a actividades de agricultura, de la actividad pecuaria y artesanales, para lo cual a los congresistas se les ocurrió imponer un impuesto “bajo”, según ellos, de 1.5% sobre el valor bruto de las ventas.  Al final, este es un absurdo más, en el cual demuestran su poca seriedad, principalmente su ignorancia y se valen de un populismo gacho para presentar esta absurda iniciativa.

Si lo que quieren los flamantes congresistas es formalizar actividades “que se mueven sin pagar impuestos”, según ellos porque se les olvida que el IVA sí lo pagan en cualquier compra-, están equivocados, puesto que el trabajo de los informales responden a condiciones de sobrevivencia, no es nada más de imponer tributos. Al contrario, se equivocan en esta línea de pensamiento.  Tal vez, si lo pensaran un poco más, se les ocurriría pensar en la protección social, como un primer eslabón, para apoyar a los informales, para lo cual, reconociendo las dificultades de su trabajo –muchos o todos ellos se mueven en las calles de la ciudad vendiendo sus productos o bien están en puestos informales, todos ellos expuestos al sol y a la contaminación ambiental-, podrían pensar en un incentivo positivo que podría ser –ahí sí-, bajo el pago de una cuota mínima, tener acceso al servicio de salud del IGSS.

Como ven, una contribución mínima pero con un incentivo a favor de ellos, como es la atención de su salud, como una primera propuesta.  Luego, podrían pensar en impulsar un programa de microcréditos para fortalecer sus capacidades de venta o comercialización, con plazos largos, cuotas bajas y tasas de interés favorables, con ello se estará impulsando el mercado interno, puesto que según el BANGUAT, el sector informal genera el 22% del PIB, que no es poca cosa. Y luego se hablaría de impuestos.

Otra flamante iniciativa es subsidiar en Q.4 el galón de gasolina, un dato que cualquier lector dirá, vaya apoyo aquel, por supuesto los ponentes, ni siquiera se han puesto a pensar que, primero, el monto del subsidio es insignificante con un precio tan elevado del combustible.  Segundo, el subsidio al final favorece a las empresas distribuidoras de gasolina, porque eso tampoco lo habrán estudiado los señores diputados, las empresas que distribuyen gasolina, no son ni más ni menos que oligopolios transnacionales con contrapartes nacionales.

Y otra iniciativa que impulsa un diputado, es reducir o eliminar el impuesto de herencias, legados y donaciones, porque afecta al patrimonio heredado por la persona, pero seguro el diputado no ha analizado el bajo monto de este impuesto –por supuesto que en relación al resto de tributos-.  Vaya genialidad, los diputados podrían hacer más pensando en que la cuestión tributaria está plagada de exenciones, exoneraciones y mecanismos que favorecen a las grandes empresas de este país.

O bien, si se ponen a analizar que en el Código Tributario, se dejó un artículo que permite al Presidente de la República exonerar de multas e intereses a diferentes personas o empresas que no cumplieron con sus tributos, después que la SAT ha iniciado procesos judiciales, viene el mandatario –como si fuera un equivalente al derecho de gracia con la pena de muerte-, los exonera, sin explicaciones de ningún tipo.  Eso si merece analizarse.

Igualmente, los impuestos del IVA y el ISR tienen una evasión enorme y está en los datos de la SAT.  Por qué no en lugar de pensar en iniciativas simples, según ellos, que únicamente los hace ignorantes y poco serios, analizan con seriedad otro montón de problemas que actualmente existen.  Como diría un viejo amigo nica, “paran a las hormigas y dejan pasar a los elefantes”.

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