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El Espíritu de Dios que mora en mí, es cálido viento, es sol que disuelve las tinieblas del mundo; no hay tristeza que nuble el camino que falta por recorrer; hay vida, aún sabemos que somos materia de vida y muerte; concepción del espíritu fluídico inmortal; como lo podemos definir, consensuando lo que a diario acontece en el trajín de la existencia.
Sabemos que somos criaturas creadas por la mano poderosa de Dios, el Dios concebido en nuestro ser, este que muchos no conocen porque no le reclaman como su Dios; el Dios que da amor y prosperidad otorgando conocimiento sobre su espíritu de sabiduría sobrenatural, este es de bondad, y gracia para entender la necesidad que al humano aqueja en este mundo de luz y sombras, estas que toman a veces el débil pensamiento del ser humano hecho a semejanza suya con capacidad para amar y no para odiar y destruir a otros seres. Yo he tenido gracia aun fui un pecador que día a día, noche con noche reclamaba su perdón estando bajo la tempestad, el huracán que inclemente azotaba mi frágil y desbastada constitución materia y espíritu.
Lo acontecido sirvió para conocerme a mí mismo y para conocer y sentir el Dios que en mi existe, porque yo le pedí cambiara mi desastrosa vida; por una vida junto a Él y aquí estoy después de cruzar valles, ríos y montañas cargando mi cruz, una cruz que yo mismo construí con mi mal pensamiento alejado de los poderes divinos. Y ahora que le conozco esa cruz ya no existe y habita en mí su espíritu y soy inmensamente feliz no deseo ni ambiciono nada, él es mi todo.
Recomendando a la humanidad buscar su amor para amar y comprender a los seres que habitan este planeta tierra donde se siembra y se recoge la cosecha de bien si eso se plantó, hay que esparcir conocimiento al hermano, al vecino y, a todo aquel que veamos que lo necesita. Quien da pan material y espiritual está llenando un mandato divino. Dios provee y recompensa al que viste y da de beber al sediento. Concepto en parte Bíblico.
Los malvados que siembran dolor y pobreza por ambición de fortuna y poder ya tienen un espacio preferente en el inframundo; que es donde tienen que expiar el mal que han hecho y si se arrepienten tal vez alcancen el perdón. La ley del Karma es clara y concisa se paga lo que se debe. Solo el verdadero arrepentimiento puede salvarle de la Justicia Divina. Dios se sabe que es amor, pero tampoco es consentidor de ladrones, explotadores, violadores y asesinos, Los valores espirituales se han perdido y necesario es recuperarlos; enseñando al niño a caminar con rectitud, cimentando la hermandad y que sienta que en el caminar de su vida hay un DIOS que todo lo ve; y éste es su Dios.