El tabaquismo ha sido parte de un grave problema sanitario, económico y social. Foto: La Hora.

El doctor Román Carlos Bregni, especialista en patología de cabeza y cuello, fue el principal impulsor, alrededor del año 2007, de la creación de una ley para los ambientes libres de tabaco. Recuerda que fue una lucha en solitario contra las tabacaleras. No encontró el apoyo de la Liga Contra el Cáncer, pero sí en el Congreso con la entonces diputada Zury Ríos, cuando se aprueba finalmente en el Decreto 74-2008.

Dicha legislación quedó rezagada. Con las nuevas modalidades de cigarrillos existentes hoy en el mercado, los electrónicos, en cápsulas, o el tabaco calentado. Además, se ha perdido el control de su cumplimiento, pues solo hay alrededor de cuatro supervisores para su control en todo el país por parte del Ministerio de Salud.

Aunque todavía no existen estudios contundentes que puedan medir el impacto de esta modalidad de cigarrillos, en el marco del Día Mundial sin Tabaco 2021, el experto hace un repaso del impacto negativo del consumo de estas modalidades de cigarrillo: daño a la salud, escaso control en publicidad, adicción y la urgencia de regular estos nuevos productos.



DAÑOS A LA SALUD

Sobre los efectos negativos en la salud, explica que se ha demostrado que estos cigarrillos contienen carcinógenos y nicotina altamente adictiva. Esta tiene pocos efectos nocivos para la salud. El problema son los productos de “combustión”, que generan vapores.

No existe una forma segura de consumir tabaco. Está la falsa creencia de que estas modalidades son menos dañinos. El problema es que todavía nadie le puede decir cuáles son los efectos a largo plazo. En los fumadores, explica, los efectos se producen de 20 a 30 años después.

Entre los consumidores identifica dos grupos: los jóvenes que “vapean” como una moda y tiene el atractivo de los sabores. Un segundo grupo son adultos que intentan dejar de fumar. Una pequeña ventaja, reconoce, es que al fumador pasivo le hace menos daño, porque no hay combustión.

ADICCIÓN

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 780 millones de personas en todo el mundo dicen que quieren dejar el tabaco, pero solo el 30% de ellos tienen acceso a las herramientas que pueden ayudarlas a hacerlo.

Existen diversos mecanismos como terapias y programas de autoayuda para dejar de fumar. Foto La Hora/AP

De allí que parte de este problema viene de las estrategias publicitarias, dirigidas a los menores de edad. La razón es que es más sencillo volver adicto a un adolescente. “Se ha demostrado que solo 1 de cada 4 fumadores, dejará el cigarrillo, en cualquiera de sus modalidades: mascado, fumado, vapeado, por parches en la piel. Ese es el mayor problema”, sostiene.

GASTO EN SALUD PÚBLICA

De acuerdo con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), en la lista de elementos cancerígenos, el tabaco se encuentra en el grupo 1, lo que significa que el riesgo está probado con datos certeros. Según la OMS, es responsable del 22% de muertes por cáncer cada año. Alrededor del 70% de los cánceres de pulmón se pueden atribuir únicamente al tabaco.

De manera que “ni los impuestos que pagan las tabacaleras, ni los empleos que generan, pueden compensar el alto gasto que genera esta adicción en la salud pública”, concluye Carlos Bregni.



 

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