Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad.”

Aristóteles

Está por iniciarse un nuevo año, y haciendo balance de todos los anteriores, la conclusión a la que puedo llegar es que vivimos en un mundo de mentiras, detrás de las que se esconde una verdad irrefutable, ésta la constituye la verdadera naturaleza de la persona que profiere una aseveración, sobre una forma de vida que no lo es.

Iniciemos de lo particular a lo general, por ejemplo, es común escuchar de algunos varones lo siguiente: Nunca he sido infiel, amo a mi esposa por sobre todo, me cuido mucho porque para mí, mi hogar es sagrado, lo más grande es mi hogar, sin embargo de pronto llega a un puesto de poder, o no, simplemente mejora su nivel de vida, y sigue manifestando lo mismo, pero tiene una novia o varias, la embaraza, forma un segundo hogar, lo peor es que sigue repitiendo la misma letanía frente a su esposa e hijos, cuando es funcionario público, sus subalternos lo saben, puertas afuera lo critican, y puertas adentro la mayoría quieren parecerse a él, todos saben lo que sucede, él miente a los demás y asimismo.

Otra mentira común en nuestra sociedad, la identificamos en el entorno de lo público, aquel funcionario que constantemente hace alarde de su honestidad, es aquel que no es honesto, por ejemplo, llego a una sede del Ministerio Público en el interior, y la auxiliar fiscal repite constantemente, “la corrupción no va con nosotros” “aquí cero corrupción” “nosotros somos honestos” y un colega me comenta, “aquí todo se arregla” “en este lugar todo es negocio” y efectivamente, observo como su caso termina favorablemente para su patrocinado y sorpresa, en tiempo récord.

Fuera de las fronteras patrias, veníamos de EE. UU. vía terrestre, tres familias, y llegamos a la frontera con México, Tecún Umán, había una enorme cola de vehículos que querían ingresar a Guatemala, de pronto aparece una patrulla con altoparlante, en el que un agente nos dice literalmente, “aquí no somos como en sus países” cabe destacar que el 99% éramos centroamericanos, “nosotros somos decentes”, pasaron quince minutos aproximadamente, y el mismo policía nos dice a todos utilizando el mismo altoparlante, “la coperacha, preparen la coperacha, si quieren pasar, y les recuerdo que somos decentes, es por ayudarlos” y todos tuvimos que darles x cantidad de pesos para, después pasar a pagar los impuestos, un cinismo total de las autoridades.

Infinidad de veces, personas que me han debido dinero me han asegurado “conmigo su dinero está seguro” “yo honro mi palabra, no me voy a ir sin pagarle” tengo cantidad de recuerdos de quienes no han honrado sus deudas, cheques, mercaderías, todo un museo podría montar, pero más recuerdo la letanía de todos, “yo pago mis deudas”, es independiente si se trata de hombres o mujeres, mis deudores tienen la misma característica: Juran que son honrados y que pagan sus deudas.

Si de presidentes hablamos, todos, absolutamente todos los de la era democrática han utilizado el mismo discurso, cero corrupción, y ésta a campado y sigue campando, pero han mentido en todo, por ejemplo, Vinicio Cerezo, tomado de PL, “resaltó términos como “cultura de paz”, “justicia”, “solidaridad y amor” y durante su mandato se crearon las maras bajo su paraguas, Serrano Elías proclamó “Quien viole la ley debe ser castigado, sin excepción”, y el violó la Constitución.

El actual presidente dijo en Washington “Guatemala es una democracia estable, en la que el pueblo es el soberano y en la que se garantizan plenamente los derechos inalienables del ser humano» Guatemala no es una democracia, porque el pueblo no es el soberano, tampoco se garantizan los derechos inalienables del ser humano, para muestra el asesinato de los periodistas Ramazzini, Bryan Guerra y Guadrón Hernández, entre otros, así como a las tantas mujeres a las que les han quitado la vida durante los años 2020 y 2021.

Sin mencionar otros temas a los que se ha referido el actual inquilino de casa presidencial, en los que la mentira ha constituido en si un agravante, más aún cuando a temas de corrupción se ha referido.

Lo peor de los casos mencionados, se encuentra en que todos se creen su propia mentira, los infieles niegan su infidelidad, los corruptos niegan su corrupción, los estafadores niegan que lo son.

En fin, que la mentira es parte de una sociedad que vive por y para ella, el día que dejemos de mentir para justificar lo que no somos, y deberíamos ser, dejaremos de vivir mintiendo a los demás, y peor aún, a nosotros mismos.

En el año que está por iniciar, bien haríamos en examinar nuestras propias mentiras.

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