Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”
Ciceron

La sociedad guatemalteca se encuentra extenuada de toda una historia de abusos y corrupción, tanto que solamente necesita de un suceso para salir a la calle a exigir cambios para ya, después de más de cinco siglos de vivir en un mundo desigual, en el que no se avizora cambio alguno que indique que inicia una nueva etapa, porque las oportunidades pasaron cerca, pero no pudo ser, nos encontramos ante una bomba de tiempo, y no, no es de darle una lectura diferente a la que tiene, la sociedad no está a favor de nadie en especial, está contra todo lo signifique podredumbre, que los responsables no busquen culpables más allá de nuestra realidad, estamos hasta las narices, de que cada cuatro años surjan nuevos personajes cuyo descaro raya en lo inaudito, y que despojen a la población en general de los recursos que le son propios.

No sé en este momento que pasará con la crisis actual, pero lo que si se, es que suceda lo que suceda, con cada nuevo acto público o privado que signifique burla a la población por actos corruptos, cada día será más agresiva la respuesta social, hasta que se logren los cambios estructurales necesarios, no señores, no somos tan débiles como parecemos, somos pacientes, pero dignos, si no es hoy, será dentro de algunos días, escrito está en la historia general, que no hay sociedad alguna que soporte sobre sus hombros cualquier tipo de dictadura, y la corrupción es una de las perores, ese tipo de dictadura, que es la peor, la vivimos en este país históricamente, corrupción y más corrupción.

El letargo con el que parece observa la población, como hacen piñata los bienes que son de todos, no es eterno, ninguna sociedad lo soporta, nada es infinito, sociedades como Roma, Grecia, Egipto y otras, han caído bajo el peso de la propia descomposición de sus autoridades, porque no hay pueblo que soporte vivir bajo el yugo de los actos corruptos a granel de sus mandos, sin importar de que clase se trate.

Que no disfracen el descontento popular como una guerra ideológica, no se llamen a engaño, esto no es cuestión de ideología alguna, ni de buenos y malos, estamos viviendo por retazos mal partidos nuestra eterna historia de decadencia social, vivimos como nación con mendrugos, lo lógico es que estemos cansados, de que a donde se posen nuestros ojos, veamos más de lo mismo, desde las más bajas esferas, hasta las más altas.

El tiempo en el que vivimos bajo una dictadura militar, que inicia en 1954, en el que las elecciones eran menos que un chiste mal contado, tiempo en que la corrupción campeaba por todas partes, sumado a la falta de elecciones democráticas, dio origen como era de esperarse, al levantamiento de una parte de jóvenes del ejército sumado a población civil, vinieron 36 años de conflicto armado interno, en los que el estado de putrefacción se asentó más en nuestra débil democracia.

Hoy iniciando la tercera década del siglo XXI, nosotros continuamos sufriendo el cáncer de la corrupción, misma que nos tiene literalmente de rodillas, y ese sentimiento es precisamente el deber ser de las diferentes manifestaciones populares, se hace insoportable leer, escuchar y observar un día sí y otro también que se destapen (literal) nuevos casos de abuso material y moral, utilizo la palabra destapar porque simbólicamente parecemos un pozo ciego, del que no se sabe cuánta podredumbre pueda tener alojada, como el pozo ciego pareciera no tener fondo, así es lo que pueden esconder los entresijos del poder tanto el real como el representado.

No nos llamemos a confusión alguna, las ideologías han quedado a un lado, no estamos como sociedad en un debate ideológico, tampoco es de buenos contra malos, podríamos aseverar que es una lucha de unos pocos contra todo un sistema, ideado, creado, impuesto y sostenido para que nada cambie, fundamentándose en la sed de poder y la falta de escrúpulos, ese es el fondo de nuestra actual situación, por el momento no estamos en condiciones de debates ideológicos, nos ha comido cual hiena la perenne corrupción que se levanta ante nuestros anhelos como un muro en el que viven todos los leviatanes posibles.

Que no se llore después, lo que no se supo defender, los valores morales y éticos, que ahí están, solamente es de limpiar un poco la podredumbre.

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