Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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Entrar a una universidad guatemalteca es un imposible para casi todos los y las guatemaltecas. El índice de ingreso a la universidad estatal, la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, es apenas del 10%. En general, apenas 10 de cada 100 estudiantes que se gradúan de secundaria pueden ingresar. Esto ya está condicionado porque los estudiantes de secundaria traen enormes deficiencias de un sistema de educación público y privado con problemas estructurales. El público cooptado por un capo, un manipulador que ha silenciado al magisterio nacional. El privado está perdido dentro del egoísmo de las ganancias por las ganancias sin ofrecer calidad alguna en la mayoría de los casos. Los problemas estructurales de aprendizaje de la matemática reflejan esta triste realidad.

 

La matemática es fundamental para la ciencia y tecnología, pero también para la vida cotidiana. Pero la matemática escolar ha sido capturada por visiones elitistas e idealistas del conocimiento que la han utilizado como un filtro social.  El problema no es la matemática, sino la matemática escolar. Los estudiantes guatemaltecos de secundaria hacen un examen de graduados al final de su carrera y permanentemente apenas el 10% de ellos aprueba el examen de matemática. Aquí el primer filtro. El segundo filtro son los tediosos exámenes de ubicación de la Universidad de San Carlos que desde hace dos décadas creó un sistema de exámenes de admisión que realmente tiene poco valor psicométrico y nula capacidad de predicción a juzgar su incapacidad para saber si quien lo gana concluirá sus estudios. Estos exámenes, que se dividen en pruebas de conocimiento básico y específico, también son aprobados solamente por el 10%, otro terrible filtro. La ausencia de una política de acceso, que incluya la construcción de sistemas de ingreso, diversos y predictivos o en el peor de los casos que al menos exista un sistema de motivación y preparación para estos exámenes de ubicación.

 

Después de este calvario los pocos estudiantes de secundaria entran y nuevamente hay una enorme deserción y en general apenas 10% de los estudiantes se gradúan de alguna carrera universitaria. Este filtro que va reduciendo de 10 en 10% las posibilidades de los estudiantes universitarios dan como resultado final una triste imagen de una universidad que se dice del pueblo, pero que no es del pueblo, una universidad ineficiente, una universidad que no propone soluciones a los problemas nacionales, ni a los más urgentes que tiene y que crea en sus propias aulas, llámese el ingreso, la permanencia y la graduación.

 

Ahora los enormes problemas de la Universidad Nacional no solamente son esos índices graves de acceso, de permanencia y de graduación sino la falta de una oferta de programas de educación superior, no universitarios, que permitan a los y las guatemaltecas optar a carreras pertinentes, diversas y que no estén llenas de la burocracia universitaria. El pecado original es confundir a la universidad con la educación superior. Al confundir a la universidad con la educación superior se presentan pocas alternativas de formación y se insiste en ofrecer largas licenciaturas, obsoletos sistemas de admisión, cursos llenos de repetición de un currículo no revisado en décadas, en muchos casos, sistemas de graduación permeados por un llamado «privado», un mecanismo de la época medieval para corregir todos los errores cometidos durante los largos años de la licenciatura. ¡Vaya educación!

 

Lo que urge entonces es que se conceptualice al sistema de educación pública superior como un todo, esto es, el sistema de educación terciaria en donde la universidad tenga un espacio pero que no sea el todo. Al disponer de un sistema de educación terciaria podríamos entonces diferenciar entre educación universitaria como un subconjunto de educación superior. Emergerían entonces alternativas de educación superior no necesariamente universitarias, tales como carreras técnicas que permitan a los y las guatemaltecas desarrollar programas pertinentes, cortos, eficientes que puedan darle sentido a su formación superior. Para lograr esto las actuales autoridades universitarias, en particular el rector de la San Carlos debe proponer sistemas innovadores de educación estatal superior que resuelvan los problemas mencionados. Eso de momento no va a suceder porque la USAC está totalmente cooptada por la corrupción, el abuso y la arrogancia de sus pseudo autoridades, en particular del impostor Walter Mazariegos, una persona miope, académicamente hablando, e incapaz de resolver problemas sino más bien capaz de destruir toda una institución. Por eso debemos insistir en recuperar el Estado de Derecho, el respeto a la Ley y seguir luchando por la justicia social.

 

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