Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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Los 48 Cantones capturaron el tiempo en octubre 2023 y con ello le quitaron al Pacto de Corruptos treinta días que necesitaban para consolidar su golpe de Estado. Las cosas no le han salido bien a los corruptos desde aquella noche fría en que perdieron la elección y que decidieron hacer de todo para evitar que Arévalo llegara a la presidencia. Como si fuese un ciclo social, la vida les da a los guatemaltecos otra oportunidad, la primera con Arévalo Bermejo y la segunda con Arévalo de León. La primera vez era para modernizar al Estado, para darle un carácter más social a las instituciones, para iniciar el nacimiento real de un país que estaba en manos de latifundistas, emergentes industriales que se habían hecho ricos a costa de distribuciones injustas de la revolución liberal de 1871.

En 1871 el país dirigido por Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios, estos liberales que lucharon, entonces, contra los conservadores, Rafael Carrera, iniciaron la construcción de un estado nación y ese fue uno de los pecados originales, UN estado, UNA nación dentro de pueblos plurinacionales. Era como aniquilar toda la diversidad social y reducirla a un pueblo, los herederos directos de los criollos que se dieron la tarea de formar su estado. Desde el Acta de Patzicía propusieron una transformación que liberara la economía y con eso sentaron las bases del Estado clasista guatemalteco. Los pueblos indígenas realmente no fueron considerados y sus culturas permanecieron invisibilizadas para el Estado liberal guatemalteco que, sí utilizó el tiempo para repartir riquezas, construir latifundios y desproteger a los grupos indígenas. 

La revolución liberal de García-Granados y Barrios no afrontó, menos aún, resolvió la problemática de la desigualdad de la emergente Guatemala que se construye de gobiernos dictatoriales, militares algunos. El Siglo XX inicia con el gobierno de Manuel Estrada Cabrera, solamente pasaron diez años e inician las protestas de los estudiantes universitarios, de la San Carlos, las que de a poco se intensifican hasta derrocar al gobierno del tirano. Luego llega al poder Jorge Ubico y gobierna con mano dura por varias décadas. Se hizo famoso Ubico por su ley fuga. Llega la Revolución de 1944, un movimiento social que realmente funda la nueva Guatemala, pero el vacío existencial de esa revolución es el reconocimiento de la diversidad cultural de los pueblos, de las culturas, de los idiomas. La pobreza quedó con el mismo rostro de mujer indígena, trabajadora. Pasó una larga noche de guerra entre nosotros y no pudimos cambiar esas condiciones de pobreza, desigualdad y abandono. 

Llegamos a los Acuerdos de Paz, que fue una jura a la bandera más y se vino luego el flujo de gobiernos populistas, mentirosos, corruptos e ineptos. Uno tras otro, cada uno era peor que el otro. El colmo había llegado con Otto Pérez y Roxana Baldetti, creímos entonces. La CICIG, Comisión Internacional Contra la Impunidad, develó la estructura corrupta del Estado, especialmente a la parte empresaria corrupta. Confesos, por un lado, hipócritas por otro, sacaron a la CICIG con todas las fuerzas, pagando lobby en Washington, D.C. o haciendo campaña negra contra la CICIG y sus enormes logros. Fue tan fuerte el golpe de la CICIG que casi desarticula al mismo CACIF. Entendimos con puntos y comas cómo los pseudo empresarios habían usado el Estado para enriquecerse. Eso a su vez que confesaban le daban el país a Jimmy Morales y luego este se lo entrega, en bandeja de plata a Alejandro Giammattei. El resto es historia. El país queda sin rumbo, sin quien lidere, el vacío lo toma Miguel Martínez. 

CACIF no lidera. La Usac no lidera. Las iglesias, no lideran. Las ONG no lideran. Los partidos políticos no lideran. Estados Unidos, no lidera. Miguel Martínez se da cuenta de este vacío de poder y lidera. Los narcos perciben el vacío y empiezan a liderar. Y aquí estamos. A pesar de nuestras largas luchas, la resistencia anticonquista, los movimientos anti estado hegemónico racista, clasista, centralista, la lucha por un nuevo Estado, el de los Altos, las luchas universitarias anticabreritas, la misma Revolución de 1944, la guerra larga y cruenta, treinta años de retraso nos hundieron y empieza la democracia, la débil democracia que hoy defendemos. ¿Por qué? 

Acaso defendemos la democracia por ingenuos, por tontos si no nos ha dejado mucho. No. A la democracia la defendemos por la esperanza. Sabemos que han sido siglos de dictaduras, muchas militares, dictaduras que dejaron: asesinatos, genocidios, dictaduras que nos han roto las alas. Eso lo sabemos. En contraste, probamos unos pocos años algunos sabores del plato democrático, 1944-1954 y nos gustó. Se crean entonces nuestras instituciones básicas, esas fundamentales, el seguro social, las leyes a favor de los trabajadores, la autonomía universitaria, esto y mucho más y nos gustó. Por primera vez tuvimos un presidente que nos respetaba, en el discurso y en la práctica, y nos gustó. Luego tuvimos otro buen presidente y nos respetó entonces vino el acabose, sin razón y sin sentido, la democracia se nos escapó como agua entre los dedos de la mano derecha.

Esa breve memoria histórica nos sigue dando fuerza, dando valor, dando esperanza. Refundamos la democracia, pero aún no logramos consolidarla. Casi se nos escapa. Pero en estos años nos han crecido las alas. De nuevo queremos volar. Hemos sido valientes, hemos luchado cuando hay que luchar. Si las cosas no nos han salido es porque los poderes contra los que peleamos han manejado el mal. Son gente sin moral y sin destino que atrapados en su egoísmo, solamente piensan en el derecho de su nariz. El camino ya está más claro. Ya conocemos y reconocemos a los corruptos. Sabemos que nos urge cambiar la ley partidos políticos, que fue hecha para que ellos, los corruptos, se perpetúen en el poder de turno. Debemos elegir, elegir diputados y diputadas por nombre y apellido, no por listas ciegas hechas para la compra y venta de curules. 

Ahora que juntamos todo, no perdamos de vista que la democracia, como todo invento humano, no es perfecta, pero es la forma de tener un país más justo, de romper con este ciclo de pobreza injusta, por eso no dejemos que estos ineptos den golpe de Estado, no. O es ahora o no será nunca Guatemala. 

 

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