Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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La fecha histórica más importante en la construcción social de Guatemala es el 20 de octubre de 1944. No es el 12 de octubre, cuando los españoles celebran el día de la «raza» y con ello el «descubrimiento» de América. Ya no se utiliza el concepto de raza por ser considerada biológicamente incoherente y socialmente impertinente. Tampoco es el 15 de septiembre de 1821 donde se celebra la independencia de unos cuantos criollos de la corona española para no pagar tributos. Menos se celebra la llamada revolución liberal de Justo Rufino Barrios de 1871, quien cediera gran parte de nuestro territorio a México y sentara las bases de las riquezas mal-habidas de los latifundios guatemaltecos, así como las leyes que obligaban a los guatemaltecos del campo a trabajar como esclavos en las fincas de los privilegiados.   

No hay fecha más importante para Guatemala que la del 20 de octubre de 1944. La revolución de octubre nace y crece con la protesta universitaria y social en contra de Manuel Estrada Cabrera y posteriormente en contra de Jorge Ubico, presidentes tiranos al servicio de la oligarquía feudalista de un país bananero que daba sus primeros pasos en la búsqueda de la democracia. El país no era industrial, era un país agrícola cuasi feudal. Así la transformación de la revolución se enfocó en modernizar los sistemas productivos y llevar este feudalismo a un emergente capitalismo. Inicia, entonces; una reforma agraria con el ánimo de proveer con tierra a campesinos. Hay, en aquella época, una intención de construir un país más moderno a través de la incipiente democracia sin tocar los intereses de los grandes terratenientes y la emergente élite monopolista guatemalteca. Se sientan las bases para ampliar la clase media, más propietarios de pequeñas parcelas, pero en muchos casos la reforma salió al revés. 

En lo político, la revolución de octubre de 1944 avanzó un Estado interesado en la seguridad social, inició con la protección de los derechos de los trabajadores, re planteó la educación en todos los niveles con un modelo revolucionario en las escuelas tipo federación con una pedagogía innovadora centrada en el alumno y un intenso programa de formación de docentes. En el primer gobierno de la revolución, el de Juan José Arévalo Bermejo, el número de contratos de maestros aumentó en un 50% y se duplicó el número de escuelas rurales. También se mejoró ostensiblemente el salario de los maestros. Se re funda la Universidad de San Carlos de Guatemala y se crea su carácter nacional y autónomo. 

En resumen, el país nuestro nace a la vida democrática el 20 de octubre de 1944. Se empieza a construir un sentido de nación que debió construirse en la revolución liberal de 1871 con el concepto Estado-Nación, pero entonces el Estado era para unos pocos y la Nación solo era un término que no respetaba las diferencias sociales de los grupos étnicos y culturales guatemaltecos. La Revolución de 1944 es realmente nuestro primer paso a la democracia. Sin embargo, el contexto mundial nos hizo una mala jugada.

Para 1950 se vivía en el mundo lo que se llama la Guerra Fría, una tensión entre Estados Unidos y la antigua Rusia, esta era una tensión entre capitalismo y comunismo. Con la nacionalización de determinadas empresas, tal el caso de la United Fruit Company, se percibió una amenaza comunista en Guatemala. Entonces, 1954, cualquier transformación por mejoras sociales en los países del hemisferio occidental era visto como un paso hacia el comunismo. El Departamento de Estado de los Estados Unidos orquestó un golpe letal al gobierno de Jacobo Arbez y produjo la contra revolución que llevó al país a una cruenta guerra civil que dejó un saldo de 200,000 muertos. 

Así llegamos a finales del siglo pasado con los Acuerdos de Paz que nadie respeta, con un sistema jurídico que construye la rara metodología de las comisiones de postulación que delega en universidades la elección de altas cortes, contralor general y otros puestos para crear el círculo vicioso para taparse con la misma chamarra, con una ley de partidos políticos que asegura que los politiqueros se reciclen y cedan sus puestos a sus amigotes, familiares y a financistas. Junto a esto las últimas tres décadas se ha dado un intenso proceso de privatización de lo público a todo nivel como producto de la cooptación del Estado por un grupo de empresarios que aprendieron a vivir de la corrupción.  A eso hay que agregar la emergencia de un nuevo grupo de empresarios que cada vez toman más poder, los narcos y coyotes que deben ser integrados al CACIF. 

Estamos en una crisis económica, política y cultural. No hemos podido construir un Estado que responda al pueblo el cual exige un cambio. La solicitud de la renuncia de la fiscal general es tan sólo la punta de lanza de la solicitud real: un gobierno que funcione, que reduzca la desnutrición, que de acceso a servicios básicos, agua potable, electricidad accesible, salud, educación, trabajo digno, vivienda, carreteras transitables, en pocas palabras un gobierno que gobierne para el pueblo y no para un grupito de privilegiados que de la noche a la mañana tienen una finca en Antigua Guatemala, carros último modelo, transporte en helicóptero y toda una comitiva para protegerlos. Este país no necesita más miguelitos. 

La crisis de 1944, del 2015 y esta del 2023 nace por el modelo económico cacifero que ha protegido, solapado y permitido la corrupción. De hecho, el sistema político protege a los oligarcas guatemaltecos quienes tergiversan el sistema de justicia a su favor, esto es para seguir viviendo del Estado. La filosofía de estos ideólogos del mercado libre solo defiende el neoliberalismo, sistema político que sólo dejó pobreza.  Como si fuese un péndulo parece que regresamos a los mismos retos de la revolución del 44: 

  1. Construir un país más moderno 
  2. Consolidar la democracia 
  3. Ampliar la clase media
  4. Cambiar el modelo económico

Esto no lo vamos a lograr si seguimos empecinados en tener el mismo sistema económico explotador que siembra banano y exporta banano, que siembra mangos y exporta mangos, que siembra pobreza y exporta migrantes.  Debemos aprender a transformar materia prima en algo de más valor, debemos aprenderle a dar valor a nuestro trabajo.

Nuestra pobreza es política, económica y cultural. Nuestra crisis también lo es. Este movimiento social de octubre del 2023 nos llama a reconstruir un país a través del trabajo genuino de todos los guatemaltecos. Eso no va a poder realizarse sin respeto, sin romper dicotomías inútiles como la de indio-ladino, urbano-rural, izquierda-derecha, comunista-capitalista, chairo-facho, eso no nos lleva a ningún lugar. Lo que nos llevará a salir del subdesarrollo es crear una visión de país multi étnico, multicultural capaz de transformar materia prima en productos de valor, material, cultural y tecnológico. Crear Cadenas de Valor en nuestros procesos productivos.

No podemos seguir viviendo de vender verdura a el Salvador, flores a Estados Unidos, azúcar al mundo, bananos a todos lados, café a Europa, no. Hay que replantear un nuevo sistema económico que requiera mano de obra calificada y a ellos hay que asociar al montón de universidades inútiles, especialmente debemos romper el monopolio de la universidad pública,  para que empiecen a funcionar en crear sistemas de educación pertinente, técnica, no tecnocrática que utilice-y produzca- la mejor ciencia y tecnología disponible para el diseño de plantas de producción, para darle espacio a los inventores guatemaltecos, innovadores tecnológicos, empresarios de verdad que no se escondan en los privilegios del gobierno de turno, sino que realmente desarrollen empresa. 

La revolución de octubre de 1944 tiene una tarea pendiente y lo puede hacer la revolución de octubre del 2023. No podemos retroceder y volver a matarnos entre nosotros para que un grupito se haga rico, no. Debemos crear condiciones de diálogo no sólo para mandar al carajo a la pseudo fiscal Porras sino principalmente para sentar las bases de un país de verdad, no solamente un paisaje hermoso, sino un lugar de trabajo digno para todos, de eso se trata este movimiento social de octubre. O es ahora o no será nunca Guatemala. 

Quetzaltenango 20 de octubre 2023. 

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