Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Corre y va de nuevo… Los padres, madres y encargados de los alumnos en cualesquiera de los niveles que atiende el Ministerio de Educación TIENEN DERECHO a que sus hijos reciban una educación de calidad, porque están pagando por ello en cada artículo que compran para satisfacer las necesidades diarias; es decir, que la educación recibida NO ES DE GRATIS, asimismo, la inmensa lista de útiles y medicinas que piden y que en el transcurso del ciclo escolar no se utilizan, ¿a quién le quedan?

Dentro de esta incertidumbre política que se vive en Guatemala desde hace siete meses, también se debe pensar en las posibilidades de la integración de un nuevo Gabinete ministerial integrado con personas que en realidad conozcan la materia del ministerio que les corresponda, es decir, tener el conocimiento y experiencia para dirigir las acciones necesarias para realizar un buen trabajo.

Durante los últimos treinta y siete años la plaza de ministro ha sido otorgada a doce hombres y cinco mujeres, fueron diecisiete personas que en dicho período de tiempo no supieron, no pudieron, no entendieron, no conocieron los verdaderos objetivos del Ministerio de Educación, supongo que se dedicaron a la realización de negocios que les dejaron buenos réditos económicos, legales pero inmorales.

Usualmente en el MINISTERIO DE EDUCACIÓN, lo escribo con mayúsculas porque de hecho es uno de los más importantes de la administración pública, al iniciar actividades en los gobiernos pasados, nombraron para ejercer las funciones de ministro a personas que jamás tuvieron experiencias reales sobre la educación pública y que desconocieron por lo tanto los objetivos inmediatos, mediatos y teleológicos del proceso educativo en Guatemala.

El Ministerio ha sido dirigido por personas con intereses políticos, entre ellas ingenieros en informática, administradores de empresas, abogados, psicólogos y hasta un doctor en educación que suprimió las escuelas normales; por lo visto, todos cumplieron su función política, pero, los resultados que ahora se ven de sus administraciones don caóticos, pésimos, por no decir casi nulos; y no es porque yo lo diga, los resultados están a la vista en el portal electrónico del Ministerio.

La designación del Gabinete de gobierno ha sido en la mayoría de los casos, el tomar en cuenta los intereses económicos de representantes de la oligarquía nacional, su apellido de supuesta alcurnia para la satisfacción de los intereses de la oligarquía, nombrando a personas que no tienen nada que ver con los verdaderos intereses educativos nacionales.

Cuando este artículo esté publicado, posiblemente ya se conozca los nombres de los integrantes del nuevo Gabinete ministerial; por lo que esperamos que para el Ministerio de Educación nombre a personas competentes en la materia educativa; y que por favor no vayan a nombrar a señoras incompetentes que por pertenecer a la supuesta élite económica del país sean consideradas como el puente entre el gobierno y los dueños del país, siendo ese su pasaporte para considerarse versadas de la problemática educativa. 

En términos generales, las autoridades educativas solo han administrado al ministerio, pero el Ministerio de Educación NECESITA PEDAGOGOS que proyecten sus experiencias y capacidades para diseñar, perfilar, programar, inventar, realizar, concebir, nuevas técnicas pedagógicas y didácticas que conviertan a los profesores y maestros en los aplicadores de las mismas con su alumnado para convertirlos en futuras personas capaces de desarrollar sus habilidades innatas y aprendidas en la escuela para la resolución de los problemas que se les presenten en la vida, y de esa forma, se supere el déficit educativo que se arrastra desde hace muchos años. 

 

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