En los regímenes antiguos, los monarcas y los clérigos decidieron cuál era el conocimiento legítimo; después, fueron sustituidos por la sociedad del conocimiento integrada por los claustros universitarios, medios de comunicación y otras variantes del conocimiento. Los avances en el discernimiento tienen saldos negativos pues han formado la desigualdad y elitismo que incluyen la indolencia ante los problemas nacionales y la tolerancia hacia la corrupción.
La estafa maestra es paradigmática. ¿Desde cuándo la USAC fue cómplice de un esquema para desviar recursos públicos a los bolsillos privados y a las campañas políticas del oficialismo? Se terminó la autocrítica en las aulas universitarias, sigue habiendo tráfico de influencias, mafias enquistadas, profesorado repitiendo apuntes amarillentos y utilizando el acoso sexual como una manifestación de poder.
El rechazo de la mayoría de los gobernantes guatemaltecos sin educación ni cultura universitaria hacia la sociedad del conocimiento ha sido estructural y dirigida específicamente por las autoridades educativas que han desempeñado el cargo de ministros de Educación para mantener el estado actual de analfabetismo y analfabetismo funcional en un gran porcentaje de la población y de esa cuenta, que permanezcan ignorantes de la realidad que diariamente nos hunde en el abismo del no saber.
¿Quiénes han sido responsables de esa situación? Pues simplemente los integrantes de la oligarquía nacional presidida por los herederos de las grandes fortunas amasadas con el esclavismo real y económico aparte de las tierras arrebatadas a los pueblos indígenas; pero no ha existido voluntad gubernamental para hacer que esta sociedad multilingüe y pluricultural acceda a la cultura occidental para vivir en igualdad de circunstancias y oportunidades para una mejor forma de vida.
El resultado hoy de toda esa acción nefasta de los verdaderos dueños de Guatemala, ese refleja en los resultados siguientes: 2022 Cae desempeño de graduandos en lectura. Resultado de pruebas del Mineduc evidencian un descenso de 6.21% en logro de lectura, comparado con la última evaluación anterior a la pandemia. Lo anterior evidencia un abandono por cultivar la lectura, sus capacidades lectoras y cognitivas.
La población estudiantil está leyendo menos, pero también se debe reconocer que hay un Gobierno y un Ministerio de Educación que, debido a su crasa ignorancia respecto a la materia educativa, no se preocupan por implementar estrategias para propiciar la lectura, y, así no se puede triunfar en la vida sin saber leer y mucho menos sin la debida comprensión de lo leído.
El problema deviene desde la educación primaria con los bajos rendimientos en lectura y matemáticas; con el pobre desempeño de maestros que no se actualizan y desempeñan su actividad de forma memorística y repetitiva sin enseñar a los alumnos a pensar ni buscar otras alternativas para su acervo cultural.
Todo lo anterior erosiona la capacidad y legitimidad del Estado para hacerle frente, por eso la inversión en mitigar estos males y sus impactos es doblemente necesaria, ángulo que es inveteradamente soslayado por las autoridades de Gobierno y educativas quienes por ignorantes o intereses económicos con empresas extranjeras aplican cualquier mamarrachada que les imponen los dueños del país.
Mientras la educación del país se mantenga como está o empeore, cosa que se avizora sin mucho esfuerzo, la corrupción e impunidad seguirán siendo el lastre cada vez más pesado en el camino a la supuesta democracia e igualdad en Guatemala.