Fernando Mollinedo

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Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Hace como veinte años, algunos pobladores de San Marcos ante el problema de la carencia de energía eléctrica en sus comunidades hicieron su formal petición al Gobierno del Estado de Chiapas, México, para que pudieran anexarse y reconocer a los poblados fronterizos como parte del territorio mexicano y así disfrutar de los servicios básicos elementales como agua potable, energía eléctrica, caminos y seguridad.

La noticia causó revuelo y ni así el gobierno guatemalteco respondió a las urgentes necesidades de dichas poblaciones; fue hasta después de varios años que las empresas privadas introdujeron dicho servicio en esas regiones. Es de recordar que, los gobiernos guatemaltecos han mantenido en el olvido a las poblaciones lejanas, y basta recordar los motivos que tuvieron los quetzaltecos para formar el denominado Sexto Estado y Chiquimula también creó el Séptimo Estado centroamericano.

Asimismo, algunas poblaciones fronterizas en el departamento de Petén han amenazado con entregarse al gobierno mexicano ante la falta de presencia del Estado guatemalteco en aspectos de salud, educación, seguridad, servicios básicos y ayuda técnica a los campesinos.

Ahora, de nuevo, en el año dos mil veintidós, se hace pública la petición al gobierno mexicano por parte de un grupo de refugiados guatemaltecos quienes huyeron hace cuarenta años hacia territorio mexicano debido a la persecución indiscriminada del ejército guatemalteco contra la población campesina del norte del territorio nacional.

Una población que supera los ocho mil habitantes de la etnia acateca, originaria del departamento de Huehuetenango, pidió al gobierno de Chiapas, el reconocimiento como ciudadanos mexicanos ante la Constitución Política del Estado de Chiapas, es decir ser considerados dentro del Programa Nacional de Naturalización, argumentando que son parte de la población mexicana al haber sido censados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el año dos mil veinte como parte de la población de ese estado.

Los pobladores de origen guatemalteco indicaron que su petición de reconocimiento puede ser considerada positiva debido al tiempo transcurrido desde su llegada a esas tierras en los municipios de Las Margaritas, La Independencia, La Trinitaria y Frontera Comalapa desde mil novecientos ochenta y uno; además que, los programas sociales emitidos por el gobierno chiapaneco los reconocen y son incluidos, como sujetos de derecho y obligaciones, integrados social y económicamente así como de la identidad de ser chiapanecos y consecuentemente, mexicanos.

Chiapas, antiguamente parte del territorio del Reino de Guatemala, es una región con gran diversidad cultural y étnica donde la población habla más de doce idiomas maternos de origen lingüístico mayense. Los dirigentes de los peticionarios indicaron que también las poblaciones de origen Chuj, mames, Kekchíes, Q’anjoba’l y Cakchiqueles asentados en diferentes puntos del territorio chiapaneco, se han unido y desean ser reconocidos ante la sociedad y Estado como un grupo étnico más de Chiapas y por ende como mexicanos, pues la población de estos grupos indígenas se adaptó a las leyes e identidad chiapanecas.

Es menester recordar que una población de más de veinticinco mil refugiados guatemaltecos vive en el territorio mexicano de Campeche y Quintana Roo. Solo falta que los poblados fronterizos de Guatemala con El Salvador y Honduras soliciten anexarse a esos estados, ya que, para variar, dichas poblaciones permanecen en el olvido gubernamental, especialmente las que se encuentran ubicadas en el denominado Corredor Seco.

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