Fernando Mollinedo

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Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Usualmente, los dictadores se hacen acompañar de personas que sean leales por amiguismo o asuntos personales en los que tengan interés, pero no por mérito o experiencia y eso tiene consecuencias desastrosas. Esas personas incondicionales tratan a toda costa de mantener su relación con el líder sea ésta a través de consejos que no son necesariamente la verdad pero que éste quiere oír.

Existe en el imaginario nacional una anécdota del exdictador José Rufino Barrios: él preguntó: ¿qué hora es? Y su ayudante personal respondió: la hora que usted decida señor presidente. En ese orden de ideas, los funcionarios que “trabajan” cerca de él, fingen, aparentan y principian a forjar una realidad alternativa acorde a las decisiones o caprichos del gobernante de turno; se le ofrece con exclusividad lo que él quiere ver o escuchar (algo así como “sus otros datos”) que manejará en sus declaraciones.

El efecto Potemkin se produce cuando se le oculta al soberano la realidad a fin de que crea que la situación de su país y sus ciudadanos es mejor de lo que era antes de su mandato. Cuando es el líder o soberano es quien trata de engañar a la población haciéndoles ver en una dirección equivocada, no se produce el efecto de aceptar lo que dice.

Cuando la zarina Catalina II, La Grande, visitaba algunas regiones y pueblos, su ministro y amante Aleksándrovich Potemkin solía esconder la miseria de la Rusia y engalanaba con antelación una ciudad o pueblo con decorado de cartón a los lados del camino donde pasaría su alteza imperial mostrando bonitos edificios como resultado de su programa de modernización cuando en realidad, el país seguía muy atrasado.

¿Será casualidad que en la época preeleccionaria los gobernantes, léase presidentes, ministros, gobernadores, diputados y alcaldes en todo el mundo, se dedican a inaugurar obras que durante su período no tuvieron atención?

Los gobernantes de turno viven esa sensación que les dá el efecto Potemkin y que solo ellos se lo creen, pues suponen que les será positivo para sus intereses en las elecciones, pero en algunos casos las urnas manifiestan la desconexión entre las élites gobernantes y las demandas y necesidades del pueblo.

La Historia de Guatemala nos muestra que no hubo partido político que haya logrado una reelección, exceptuando a Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico, pues uno tras otro fueron señalados de corruptos; modernamente los dirigentes de partidos políticos que usufructuaron el poder han sido procesados o han huido al extranjero para evadir sus responsabilidades penales por diversos delitos cometidos durante su gestión.

La pobreza, la más cruel, la más extrema, es la de los funcionarios que le roban a la población la posibilidad de vivir con los mínimos de dignidad al asaltar el erario nacional y disponer de los recursos cual si fuera su patrimonio personal o cuando son corrompidos por las empresas transnacionales a cambio de unos dólares más o granjerías que nunca hubieran tenido a no ser por su conducta inmoral y su pobreza ética.

Sin embargo, la infodemia por parte de los órganos oficiales ya no cala en la población que ve con ojos de suspicacia y sospecha cualquier negocio oficial que justifica grandes e inútiles erogaciones dinerarias, pésima atención a los usuarios, irresponsabilidad administrativa y letargo judicial, por lo que, en cualquier país del mundo donde se realicen este tipo de actos, la población es la que siempre resulta afectada.

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