Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos

La semana recién pasada, Nayib Bukele, actual Presidente de El Salvador, hizo pública su intención de buscar la reelección a la Presidencia de nuestro hermano país, en un anuncio que todo mundo sabía que ocurriría, pero que no deja de preocupar ante la posibilidad de que se instaure en Centroamérica, un nuevo régimen dictatorial, caudillista y demagógico, tal cual la historia se encarga de contarnos que nos gusta.

Latinoamérica, posee el dudoso honor de ser tierra de caudillos, líderes militares, sociales o ideológicos que convencidos, a sí mismos y a quienes los siguen, de ser una especie de Mesías, importantes por la persona que son y no por las instituciones que formarán, se arrogan el derecho o nos hacen el favor, según el cristal con que se mire, de seguirnos gobernando por mucho más tiempo que aquel que establecen las Constituciones de nuestros diferentes países, instaurando regímenes que se extienden ilimitadamente, lo cual, a su juicio, les permitirá llevar a cabo todas las buenas obras que son capaces de realizar.

No importa el signo ideológico que utilicen, por convencimiento o por comodidad, Uribe, Ortega, Maduro, los Castro o ahora Bukele, todos decidieron pasar por alto su Constitución o adaptaron a la medida de sus necesidades alguna y se reeligieron para seguir haciendo el favor a sus pueblos, de hacer algo que ellos están convencidos que son los únicos que lo saben hacer y gobernar.

Bukele, en su anuncio de próxima reelección indicó que solo, en los países del tercer mundo está prohibida la reelección presidencial, indicando que en los países del primer mundo esto era posible, dejando entrever que esto es lo moderno y correcto. Por supuesto, el Presidente de El Salvador obvió razonar que prácticamente todas las Constituciones que se han originado, después de las largas dictaduras que ha padecido América, prohíben la reelección, porque los constituyentes no son tontos y saben que no tardará alguien más en quererse saltar las trancas y buscar perpetuarse en el poder.

Sin duda, Bukele llegó por una amplia mayoría de votos al poder, de la misma manera en que votamos en Guatemala, entregando todo al ganador, sin buscar algún tipo de juego de poderes, votando a otros partidos, también recibió un enorme respaldado en las elecciones para el Congreso y obtuvo una mayoría abrumadora, la utilizó de mala manera, cambió la Sala de lo Constitucional en la Corte Suprema de Justicia y ya puestos quienes correspondían, estos indicaron que siempre si, podía haber reelección.

A pesar de todo lo anterior, debemos de reconocer que Bukele es un hombre muy inteligente, miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y electo Alcalde por dicho partido, para las elecciones presidenciales supo leer que el pueblo salvadoreño estaba hastiado de los políticos y los partidos tradicionales, se peleó con el FMLN y se posicionó como el hombre antisistema, tal y como nosotros elegimos aquí a Jimmy Morales, solo que aquí Jimmy salió pidiendo pelo, mientras que Bukele va por otra vuelta. Dicen que a los hombres se les conoce cuando ostentan el poder. En este caso, de nada sirven las buenas intenciones o gobernar de manera moderna por Twitter, si no se va a respetar la ley y sobre todo la Constitución de su país, solo pasará a la historia como un caudillo más.

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