Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Hace 10 años, en 2013, las remesas familiares representaban aproximadamente un 9% del PIB de Guatemala.  Hoy, en 2022, esa participación será superior al 19%.  Uno de cada cinco quetzales que produce el país proviene de las remesas familiares.

El presidente de Guatemala, con su acostumbrado pavoneo, asegura que la economía del país crecerá en un 5% este año, unos 27,500 millones de quetzales.  Las remesas familiares aportarán este año, como mínimo, la mitad de ese crecimiento, es decir, por lo menos uno de cada dos quetzales que crecerá la economía guatemalteca vendrá de las remesas familiares.

La balanza comercial de Guatemala, es decir, la diferencia entre las exportaciones y las importaciones, siempre había sido deficitaria, es decir, que las importaciones son mucho mayores a las exportaciones.  En condiciones normales, presionaría el tipo de cambio a devaluarse, debido a que la demanda de dólares (las importaciones) es mucho mayor a la oferta de dólares (las exportaciones).

El incremento que ha tenido el flujo de remesas en los últimos años, sin embargo, ha cambiado drásticamente este patrón, al punto de revertirlo a partir del año 2016.  Ahora, la suma de las exportaciones y las remesas es mayor a las importaciones, presionando el tipo de cambio hacia la apreciación, a pesar de los multimillonarios esfuerzos (4,162 millones de dólares desde 2018 a la fecha…y aumentando) que realizan las autoridades del Banguat para mantener el tipo de cambio artificialmente devaluado alrededor de 7.75 por dólar.  Sobre esto me parece deleznable el oprobioso silencio de los columnistas de distintos medios que dicen ser defensores y adalides del libre mercado y de la libertad económica, pero que callan de manera execrable ante semejante intromisión estatal en la economía.

Tanto el mandatario guatemalteco como el presidente del Banguat alardean públicamente sobre la estabilidad macroeconómica de Guatemala, así como del tamaño y el ritmo de crecimiento de la economía del país, saludando con sombrero ajeno y haciendo propios los tres “logros” en materia económica mencionados con anterioridad.  La realidad, sin embargo, es muy distinta.  Las remesas han jugado un papel fundamental para que en Guatemala exista estabilidad macroeconómica, y también son torales en el tamaño del mercado interno, así como en el crecimiento de la economía.

Finalizando el año preelectoral, y ante la descarada campaña anticipada del partido de gobierno, el presidente y su equipo intentan por todos los medios posibles de ocultar sus monumentales desaciertos y de apropiarse de logros ajenos, como ocurre en este caso.  Sin embargo, las mentiras, los engaños y todos los embustes de las autoridades de turno no pueden ocultar la realidad: que las remesas son asombrosas e imparables.

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